Neuralink, la empresa de implantes cerebrales de Elon Musk, recaudó 600 millones de dólares en una operación que la valora en 9 mil millones de dólares antes de la nueva financiación, informó Semafor el martes, citando a personas con conocimiento del asunto.
Cone sto vemos como la industria de startups sigue creciendo en el mundo, y han dejado de ser simples promesas de innovación para convertirse en motores clave del desarrollo económico, social y tecnológico en todo el mundo. Su capacidad para reinventar modelos de negocio, acelerar la digitalización y generar empleos ha transformado industrias enteras, desde las finanzas hasta la salud, pasando por el comercio minorista y la movilidad.
Según datos del Global Startup Ecosystem Report 2024 (Startup Genome), las startups contribuyen con más de 3 billones de dólares a la economía mundial cada año. Este impacto económico se refleja no solo en la generación de riqueza, sino también en la creación de más de 50 millones de empleos directos e indirectos alrededor del planeta.
Neuralink de Elon Musk
La startup Neuralink, fundada por Elon Musk, continúa captando la atención del mundo por su promesa de integrar la inteligencia humana con la inteligencia artificial. De acuerdo con estimaciones basadas en operaciones bursátiles privadas descritas por Reuters, la empresa alcanzaría una valoración de 5 mil millones de dólares en 2023. Esta cifra refleja el creciente interés por la neurotecnología, un campo que Musk busca revolucionar con un enfoque de alto riesgo y altísima ambición.
Neuralink recaudó previamente 280 millones de dólares en una ronda de financiación liderada por Founders Fund, firma del inversor Peter Thiel. En abril de 2024, Bloomberg reveló que la compañía planeaba levantar otros 500 millones de dólares, en un entorno donde el capital de riesgo se vuelve cada vez más exigente respecto al retorno de inversión y la factibilidad tecnológica.
El principal proyecto de la empresa es un implante cerebral cuyo objetivo inicial es restaurar funciones motoras en personas con lesiones de médula espinal. La prueba más concreta hasta ahora: un paciente con el chip ya logró interactuar con su entorno digital usando solo su mente. Desde mover el cursor de una computadora portátil hasta publicar en redes sociales, los avances muestran un potencial transformador, aunque aún están lejos de su aplicación masiva.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) otorgó recientemente al dispositivo la etiqueta de “innovador”, lo que supone un respaldo clave para avanzar en los procesos de investigación y comercialización. Esta designación podría acelerar el camino regulatorio, aunque los desafíos técnicos, éticos y sociales siguen siendo enormes.
Elon Musk ha prometido que Neuralink no solo tratará discapacidades físicas, sino también afecciones como la obesidad, la depresión, la esquizofrenia e incluso el autismo, una afirmación que ha generado controversia entre expertos médicos y defensores de los derechos de las personas neurodivergentes. Musk, sin embargo, va más allá: imagina un futuro donde cualquier persona podrá acudir a una clínica para recibir un implante cerebral que le permita desde navegar en internet sin manos hasta comunicarse mediante una especie de “telepatía tecnológica”.
Este enfoque futurista plantea tanto promesas como peligros. Por un lado, abre una vía para soluciones revolucionarias en salud y comunicación; por otro, despierta inquietudes sobre privacidad, manipulación neuronal y accesibilidad de la tecnología.
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