Quien haya estado en Barcelona sabe sobre la importancia que tiene el diseño dentro de todas las facetas de la vida diaria de la ciudad. Se vive en sus calles, en su gente, tiendas, moda, edificios, sus centros nocturnos y en correspondencia con el ello, la creación del Museo del Diseño resultaba lógica hasta la obviedad, por lo que, con su apertura oficial en diciembre de este 2014, está en la recta final de su concreción.
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El Museo del Diseño de Barcelona, situado en las cercanías de la Plaza de las Glorias Catalanas y que de marco juega con la Torre Agbar, tiene el propósito de integrar en un único espacio las colecciones de los cuatro museos que hasta ahora cuidan el patrimonio de objetos que la ciudad: el Museo de las Artes Decorativas, el Museo de la Cerámica, el Museo Textil y de Indumentaria y el Gabinete de las Artes Gráficas. Se trata de un acervo de de 70 mil objetos de diferentes épocas, que llega hasta la actualidad.
Como muchos de los edificios de Barcelona, el nuevo museo detenta su personalidad propia, que además juega armónicamente con su entorno urbano, lo que le convertirá en una parada obligada para el turismo local, internacional, así como de sus mismos habitantes.
El recinto ofrecerá al público la muestra de un fondo permanente, pero también de eventos temporales, que serán distribuidas en el interior y para cubrir sus cuatro pisos, en los que se contará con 5,000 metros cuadrados de piso de exhibición, más 916 metros cuadrados del centro de documentación, 2,000 metros cuadrados de espacios dedicados a la reserva y la conservación, además de 160 metros cuadrados para talleres educativos.
Imágenes vía: Graffica y Museu del Disseny
