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Al menos 30 millones de estudiantes regresaron a clases esta semana a través de la educación a distancia.
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Poco más del 20 por ciento de los estudiantes en México tiene acceso a software educativo.
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El regreso a clases a distancia generó diversas opiniones entre las personas, sin embargo, uno de los temas más sonados fue el de los diversos problemas que hubo con las distintas plataformas, por ejemplo, se tiene el caso de Zoom que en el momento clave presentó fallas dejando sin comunicación a miles de estudiantes y maestros. Por otro lado existieron reportes de padres y alumnos señalando otras situaciones, como la presencia de información confusa, tal como lo reporta El Heraldo de México. Si bien los problemas anteriores pueden tener una solución viable en poco tiempo, bajo esta modalidad de enseñanza, que sin duda es nueva para muchos y que está imponiendo la educación a distancia, no se puede dejar de lado el hecho de que también existen problemas de fondo que puede que no se hayan contemplado y afectan a los jóvenes.
Uno de ellos es, sin duda, el del acceso a las herramientas digitales necesarias para tomar clases a distancia de la forma más adecuada o con la que se puede sacar más provecho, tales como una conexión a internet, software y equipo. En el caso de México, y otros países de Latinoamérica, este es un aspecto que afecta a muchos y que se puede entender como una de las grandes barreras que tiene la educación a distancia.
Para darse una idea más clara, en la gráfica de este día, con datos de CEPAL y la UNESCO, destacamos cómo se encuentra la digitalización educativa en la región entre los jóvenes.
Como se puede observar, en el caso de México, es poco más del 60 por ciento de los jóvenes de 15 años los que tienen acceso a una conexión a internet, no obstante el porcentaje baja en el caso de quienes cuentan con una computadora (a menos del 60 por ciento) y se reduce aún más cuando se trata del porcentaje de estudiantes que cuentan con software educativo (a poco más del 20 por ciento).
Las cifras se replican con cierta variación en los distintos países de la región, sin embargo, dejan ver la desigualdad y la brecha que existe para hacer efectiva la educación de forma remota.