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Kion, la primera estrella de K-pop creada con IA logró más de 1 millón de reproducciones en días y contratos por 50 millones de dólares.
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Más del 40% de las discográficas ya usan herramientas de IA en producción.
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Un informe de Market.us proyecta que el mercado de IA en la música alcanzará los 38.7 mil millones de dólares para 2033.

La industria del entretenimiento surcoreano, reconocida por su capacidad de innovación, acaba de dar un paso que podría marcar un antes y un después en la música global. Higgsfield Records recientemente presentó a Kion, la primera estrella de K-pop desarrollada íntegramente con inteligencia artificial. Su debut no pasó desapercibido: en cuestión de días superó el millón de reproducciones en video y la disquera firmó contratos por hasta 50 millones de dólares, confirmando que el fenómeno no se trata solo de curiosidad tecnológica, sino de un negocio real en expansión, teniendo en cuenta que el auge e interés por el kpop es evidente.
Lejos de ser un experimento aislado, Kion representa una nueva generación de artistas que no necesitan dormir, pueden adaptarse a cualquier estilo y están disponibles para sus fans las 24 horas del día. La pregunta que surge es inevitable: ¿estamos ante el nacimiento de una industria musical donde lo humano y lo artificial competirán por el mismo escenario?
Introducing Higgsfield Records.
The first AI Record label, with our FIRST AI Idol – Kion.
Multi-million contracts already in motion.
YOU can become the next global idol with us.
It’s easy. No talent required.Retweet to get the details in your DMs.
Watch the debut → pic.twitter.com/KPVXPczWcg
— Higgsfield AI 🧩 (@higgsfield_ai) August 25, 2025
El boom de las bandas artificiales
Aunque los influencers virtuales ya se habían posicionado en la publicidad y las redes sociales, la música comienza a convertirse en el nuevo terreno de prueba para estas creaciones digitales. Un ejemplo es The Velvet Sundown, un proyecto presentado como un cuarteto convencional que, en realidad, está compuesto totalmente por algoritmos. Con una mezcla de pop alternativo, soul y atmósferas cinematográficas, este grupo ha conquistado a más de un millón de oyentes en Spotify, sin que muchos supieran de entrada que no había personas detrás de las voces.
The Velvet Sundown es una banda hecha con Inteligencia Artificial que ya tiene 500 mil reproducciones mensuales en Spotify. Su hype me hizo reflexionar sobre la tecnología, la creatividad y los Smiths. https://t.co/2GXrUlZkHJ pic.twitter.com/Py7p0QFZoC
— Pablo (@pablinsic) August 24, 2025
Estos casos evidencian cómo la tecnología no solo está amplificando la promoción musical, como sucedía con los algoritmos de recomendación en plataformas de streaming, sino que ahora participa de lleno en la composición, producción y ejecución de la música. Los escenarios virtuales y los conciertos digitales ofrecen espacios donde los artistas generados por IA pueden convivir con los humanos, desafiando la percepción de autenticidad del público.
Una industria en transformación
Lo que parecía ciencia ficción se perfila como una nueva estrategia de negocio para las disqueras y las empresas de tecnología que desarrollan estos prototipos.
Al crear un artista artificial, las compañías pueden reducir riesgos: no hay conflictos de agenda, problemas de salud, desgaste físico o escándalos personales. Al mismo tiempo, los fans reciben un producto que puede actualizarse y reinventarse de manera constante, generando un flujo interminable de contenido.
Este cambio abre un debate sobre la creatividad humana frente a la eficiencia tecnológica. Para algunos, las estrellas virtuales representan una amenaza a la esencia artística, mientras que para otros son una herramienta que permitirá explorar territorios creativos imposibles para una banda tradicional. Plataformas como TikTok, YouTube y Spotify se convierten en espacios en donde la IA no solo ayuda a difundir, sino también a crear experiencias híbridas que mezclan lo real y lo artificial.
Más que reemplazar a los músicos humanos, la llegada de artistas de IA podría significar una nueva etapa de coexistencia. Así como en su momento la música electrónica convivió con el rock o el hip hop, los cantantes virtuales podrían abrir su propio nicho dentro de la industria, impulsados por un público curioso y dispuesto a experimentar.
En el caso del K-pop, donde la innovación, la estética y las coreografías siempre han sido pilares fundamentales, la incorporación de artistas creados con IA no resulta descabellada. Al contrario, podría ser la evolución natural de un género que ha sabido reinventarse constantemente para mantenerse en la cima del entretenimiento global.
El fenómeno de Kion y proyectos como The Velvet Sundown son señales claras de que la música vive un momento de transición. Ya no se trata solo de algoritmos que sugieren qué escuchar, sino de algoritmos que deciden qué cantar y cómo interpretarlo. La industria musical, acostumbrada a reinventarse con cada revolución tecnológica, enfrenta ahora el desafío de equilibrar la emoción humana con la precisión artificial.
El futuro del K-pop y quizá de toda la música dependerá de cómo artistas reales y virtuales compartan los reflectores, y de si el público está dispuesto a aceptar que sus próximos ídolos podrían no existir más allá de una línea de código.
Según datos de MIDiA Research, un 35% de los oyentes de entre 18 y 34 años está abierto a experimentar con canciones parcialmente producidas por algoritmos, siempre que se mantenga la narrativa artística y la calidad sonora. Además, un análisis de Statista sobre la adopción de tecnologías de IA en la industria musical indica que más del 40% de las discográficas ya experimentan con herramientas de composición y mezcla automatizada para optimizar tiempos y costos.
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