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EE. UU. sigue siendo el principal mercado publicitario del mundo, con un gasto que superó los 292,500 millones de dólares en 2022, según Statista.
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Cinco de los diez mayores anunciantes globales tienen su sede en este país, reforzando su liderazgo en inversión y en creación de tendencias.
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Las campañas que nacen en EE. UU. suelen marcar la pauta global gracias a su poder de distribución e innovación narrativa.
La industria publicitaria parece estar viviendo un regreso a lo de antes. En los últimos días, Sydney Sweeney, estrella de Euphoria y actual ícono del entretenimiento ha sido el centro de atención, no solo por lanzar un jabón de edición limitada con su propia agua de baño, sino por el impacto inmediato que tuvo recientemente en su campaña con American Eagle.
Cuando la marca anunció la colaboración el miércoles, las acciones aumentaron un 6.2%. Y al día siguiente, antes de la apertura del mercado, llegaron a subir hasta un 25%.
Una reacción que no solo reveló el poder comercial de la actriz, sino también una tendencia más profunda con el regreso del “estándar clásico” en la publicidad.
Campanha publicitária da American Eagle em 2019 vs em 2025.
Aos poucos, tudo vai voltando à normalidade. pic.twitter.com/5ZoPMdmrz1
— Sydney Sweeney da Missão (@SSweeneyMissao) July 24, 2025
¿Qué significa volver al estándar clásico?
Durante los últimos años, las marcas apostaron por discursos inclusivos y disruptivos para conectar con las nuevas generaciones. Casos como el de Jari Jones, modelo trans que protagonizó una campaña de Calvin Klein en 2020, o el cambio radical de Victoria’s Secret tras años de críticas por promover ideales inalcanzables, marcaron una era en la que la representación y la ruptura de paradigmas eran el centro del mensaje.
Jari Jones para Calvin Klein:
Thats the tweet. pic.twitter.com/lMsh3PsLmh
— MADARIAGA (@juliomadariagaa) June 26, 2020
Sydney Sweeney y Sabrina Carpenter
Sydney Sweeney representa ese nuevo “clásico” de belleza convencional con tono dulce pero no es la única. Sabrina Carpenter también ha logrado posicionarse como un rostro magnético en campañas recientes, con un perfil similar: estética pulida, carisma accesible y una conexión emocional fuerte con audiencias jóvenes, donde predomina la Genz.

Ambas encarnan lo que algunas marcas parecen buscar nuevamente: rostros familiares, encantadores y con una estética que remite a un ideal clásico de belleza, pero actualizado con el lenguaje emocional de las redes sociales.
¿Estamos frente a un nuevo ciclo publicitario?
Más que una negación del progreso o la diversidad, este regreso al estándar clásico parece responder a un equilibrio. Las marcas están aprendiendo que no todas las campañas deben ser disruptivas para generar impacto. En tiempos de saturación ideológica y polarización digital, apelar a figuras que generan consenso, confianza y admiración puede ser una estrategia efectiva.
Y si las acciones de American Eagle sirven como termómetro, todo indica que lo clásico bien ejecutado sigue siendo rentable.
De acuerdo con datos de Statista, el gasto global en publicidad ha mostrado una tendencia de crecimiento sostenido en los últimos años. Aunque en 2020 se registró una desaceleración debido al impacto de la crisis sanitaria mundial, la inversión publicitaria se recuperó con rapidez a partir de 2021, impulsada por la adaptación de las marcas a la nueva normalidad y por el auge del consumo digital. En este contexto, una constante se mantiene: Norteamérica continúa siendo el epicentro de la inversión publicitaria, con Estados Unidos consolidado como el mercado más grande del mundo.
Tan solo en 2022, el gasto publicitario en EE. UU. superó los 292,500 millones de dólares, lo que refleja no solo el tamaño del mercado, sino también su dinamismo y capacidad de innovación. Esta posición de liderazgo está respaldada por el hecho de que cinco de las diez empresas que más invierten en publicidad a nivel mundial tienen su sede en territorio estadounidense, lo que convierte al país en un estratégico tanto para la creación de tendencias como para la distribución de contenidos comerciales. La combinación de poder económico, infraestructura tecnológica y liderazgo en medios digitales ha hecho que Estados Unidos marque la pauta en el desarrollo de nuevas narrativas publicitarias a escala global.
Además, con la consolidación de plataformas como TikTok, Instagram y YouTube como canales clave para la publicidad actual, muchas de las campañas más influyentes nacen precisamente en este mercado antes de globalizarse. Esto refuerza el rol de Estados Unidos no solo como el mayor inversor, sino también como exportador de estilos, formatos y modelos de comunicación publicitaria que impactan directamente en la cultura de consumo mundial.
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