Por Marco A. Ríos
Exceso de confianza, fuego amigo, altos costos de servicio y un alejamiento del cliente son parte de los tópicos que pudieron ocasionar la debacle en algunas armadoras.
Un mercado con ventas estimadas en 17 millones de unidades al año en  el 2006 en Estados Unidos y Canadá parece no ser suficiente para apagar una sed de resultados en las armadoras estadounidenses. El sofocante clima de competencia con más y mejores propuestas para el consumidor es quizá el responsable del calentamiento global registrado en la industria y que afecta a algunas compañías.
Parecía difícil que marcas como General Motors, DaimlerChrysler y Ford estuviesen en situaciones tan desconcertantes como ahora. La primera, por ejemplo, en voz de Rick Wagoner, presidente y director ejecutivo de GM, anunció el cierre de plantas y la eliminación de casi 25 mil puestos de trabajo en el transcurso de los próximos años.
Mientras tanto, Dieter Zetsche, ceo de DaimlerChrysler, afirmó que están abiertos a todas las opciones, hasta la posibilidad de una venta de la división de Chrysler, para salir del periodo de hibernación en el cual se encuentran. Estas declaraciones surgen a raíz de que el grupo reportó pérdidas por 160 millones de dolares (mdd). El ejecutivo declaró que también consideran la suspensión de trece mil empleados y la clausura de una planta como parte de un plan de reestructuración en los siguientes dos años.
Por su parte, Ford, al presentar su informe anual, prevé desembolsos por 17 mil mdd entre el 2007 y el 2009 para gastos de operaciones y reorganización. Se estima además que la mitad del monto se utilizará durante este mismo año. El problema es tan grave, que se vio obligada a vender la línea Aston Martin por 828 mdd.