El auge del comercio electrónico y la logística de última milla ha transformado radicalmente la manera en que las personas compran y reciben productos. Todo se debe a la creciente prevalencia de las compras en línea, impulsadas por la comodidad y la accesibilidad, las empresas se han visto obligadas a adaptarse y optimizar sus procesos de entrega para satisfacer las demandas de los consumidores modernos.
Y es que en la era digital, el comercio electrónico continúa deslumbrando a una amplia audiencia, consolidándose como una fuerza imparable en el ámbito comercial a nivel mundial. Según datos de eMarketer, en el año 2020 se pronostica que las ventas minoristas globales alcanzarán la asombrosa cifra de alrededor de 31,7 billones de dólares estadounidenses, demostrando así la penetración y aceptación masiva de este modelo de negocios.
Asimismo, el Tech and Media Outlook anticipa un escenario aún más impresionante, que destaca el año 2025 que se estima que el valor de las ventas minoristas de comercio electrónico alcanzará los 8,5 billones de dólares estadounidenses. Este pronóstico no sólo resalta la continuación del ascenso del comercio electrónico, sino que también sugiere la evolución constante de las preferencias del consumidor hacia experiencias de compra más convenientes y flexibles.
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