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La industria automotriz está incorporando funciones digitales avanzadas (conducción asistida, sistemas de navegación inteligentes, conectividad y seguridad) que ahora se ofrecen bajo suscripción o pago mensual.
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Se espera que la monetización de funciones digitales crezca rápidamente en la próxima década, aportando ingresos recurrentes significativos.
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El mercado de software y servicios digitales para vehículos conectados podría superar los 100.000 millones de dólares para 2030, según PwC y Statista.
Manejar un automóvil ya no es la única forma de vivir la conducción. Hoy, la experiencia de esta actividad cotidiana parece estar cambiando, ya que cada vez más vemos que los fabricantes están ofreciendo funciones avanzadas a través de modelos de pago, donde el usuario decide qué activar y cuándo. Marcas como Volkswagen y Tesla están demostrando este cambio, implementando nuevas funciones para obtener en un servicio personalizado que ayude y mejore la experiencia del usuario.
Recientemente se dio a conocer que Volkswagen adoptó un modelo de suscripción que permite a los conductores probar ciertas funciones que permiten potenciar el manejo del auto, se puede elegir entre un pago mensual de 16,50 euros o un pago único de 649 euros que desbloquea la función de manera permanente.
Sin embargo y como era de esperarse, esto ya comienza a generar críticas al ser un pago extra.
DISTÓPICO:
Volkswagen lanzó un nuevo auto que tiene 230 caballos de fuerza, pero los limita a 200 a menos que pagues una suscripción de 16 euros al mes
Si seguimos siendo así de borregos, vamos a terminar pagando para respirar
suscripciones = esclavitud en cuotas
(VW ID.3) pic.twitter.com/zx1wNAlMKp
— Puflito (@Puflito___) August 19, 2025
Asimismo, Tesla ofrece su paquete Full Self-Driving (FSD). Tradicionalmente, este paquete costaba más de 10.000 dólares y ofrecía un sistema de conducción autónoma de nivel 2 con capacidades ampliadas. Ahora, los conductores pueden acceder a estas funciones mediante suscripción mensual para el piloto automático básico y con un costo adicional para las funciones más avanzadas. El costo de la suscripción a “Full Self-Driving” de Tesla en México es de 2,299 pesos mexicanos al mes.
Para esto se puede iniciar un proceso de prueba para saber si al usuario le gusta y de ser así contratarlo. Esto permite probar la conducción autónoma sin realizar un desembolso inicial elevado y decidir si se desea mantener la suscripción a largo plazo. Además, Tesla sigue trabajando para impulsar un nivel 5 de autonomía, donde los vehículos podrían operar de manera completamente independiente del conductor.
Estas estrategias tienen un curioso efecto, ya que acercan tecnologías avanzadas a más usuarios y generan ingresos recurrentes para las marcas. También permiten que los conductores experimenten y valoren una experiencia que puede ser mejor a la hora de manejar.
Full Self Driving v13.2.6 quick drive!
– Backs in & parks itself at the first location
– Great speed control
– Does great on curvy roads
– Super smooth and assertiveanother great update awesome work@Tesla_AI 🙌 pic.twitter.com/3XG7YcBqtz
— 🛸 (@drewinnovations) February 1, 2025
Más allá de Tesla y Volkswagen: el auge de los «extras digitales»
Otras marcas también han explorado modelos similares. Mercedes-Benz ofrece un catálogo de “extras digitales”, que incluye funciones como control remoto de ciertas funcionalidades desde el smartphone, navegación con guiados inteligentes y alertas de seguridad ante robos o daños. BMW intentó implementar una suscripción mensual para la calefacción de asientos, pero tuvo que retirarla ante el descontento de sus clientes, evidenciando que la aceptación depende de la percepción clara de valor y utilidad.
Estos ejemplos reflejan una tendencia más amplia en la industria automotriz donde las funciones digitales están dejando de ser complementos opcionales para convertirse en servicios que pueden contratarse y actualizarse a demanda. Este modelo se asemeja al que ya conocen los consumidores en el entretenimiento, la música o incluso las aplicaciones móviles, donde se paga por experiencias o servicios más completos o profesionales.
Para los fabricantes, esto abre nuevas vías de ingresos, más estables que la venta tradicional de autos, y permite fidelizar a los clientes mediante la oferta de experiencias digitales que se adaptan a sus hábitos y preferencias.
Además, este modelo facilita la adopción de tecnologías avanzadas. La conducción autónoma, la asistencia inteligente, la seguridad conectada y las funciones personalizadas se vuelven algo necesario de implementar.
Sin embargo, existen desafíos importantes. La comunicación clara sobre lo que ofrece cada suscripción es clave, y la percepción de valor debe estar alineada con las expectativas del consumidor. La experiencia de BMW demuestra que incluso funciones prácticas pueden ser rechazadas si no se entienden como valiosas. Otro desafío es la seguridad: tanto los datos personales como la operación de funciones avanzadas requieren protocolos sólidos y cumplimiento regulatorio, especialmente en sistemas de conducción autónoma.
Más allá de la tecnología, estos modelos están cambiando la cultura alrededor del automóvil. El conductor moderno empieza a ver su vehículo como un servicio en constante evolución, donde las actualizaciones y nuevas funcionalidades son parte de la experiencia, no solo un añadido opcional.
La movilidad, entonces, se acerca cada vez más a otros sectores de consumo: flexible, escalable y centrada en la experiencia.
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