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Cómo Stanley y Owala convirtieron la hidratación en lifestyle

Stanley y Owala han convertido la hidratación en una tendencia cultural que define los hábitos de consumo de millennials y centennials con el auge de las redes sociales.
  • El mercado global de botellas térmicas y vasos reutilizables fue valuado en 8.64 mil millones de dólares en 2022 y crecerá más del 4.3% anual hasta 2030, refiere Grand View Research.

  • El 60% de los centennials en EE.UU. ha comprado algo tras verlo en TikTok, lo que posiciona a los termos como objetos virales de lifestyle, refiere Statista.

  • El éxito de estas marcas se basa en estrategias centradas en influencers, redes sociales y la creación de comunidad, lejos del marketing tradicional.

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Photo: Stanley

Lo que alguna vez fue una herramienta funcional para mantener bebidas frías o calientes hoy representa estatus, identidad y hasta pertenencia para las nuevas generaciones. Precisamente, Stanley y Owala, dos marcas que lideran el fenómeno de los termos virales, han logrado que la hidratación se transforme en un auténtico símbolo de lifestyle entre millennials y, especialmente la Gen Z.

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Aunque Stanley no es una marca nueva, su transformación reciente es digna de estudio. Tradicionalmente asociada con trabajadores manuales o campistas, encontró en la Generación Z un nuevo nicho gracias a una estrategia de marketing basada en redes sociales, diseño atractivo y colaboraciones potenciales.

Todo comenzó con el modelo Quencher, un vaso térmico que, gracias al impulso de blogs como The Buy Guide y una comunidad femenina en Estados Unidos, fue revalorizado como un accesorio deseable, práctico y sin duda coleccionable.

Desde que Terence Reilly quien previamente lideró la reinvención de Crocs tomó las riendas de Stanley, la empresa apostó por una fórmula ganadora al incluir colores pastel, lanzamientos limitados y mucha presencia en redes sociales como TikTok e Instagram. El resultado fue una demanda inusitada, filas en tiendas físicas y una auténtica fiebre por conseguir los modelos más populares.

Owala, por su parte, ha crecido como una competencia directa, apelando a la misma lógica emocional, usando un diseño atractivo, funcionalidad sin complicaciones y una estética colorida que conecta con los valores de expresión individual y sustentabilidad. Las boquillas antiderrame y sus tonos vibrantes han generado conversaciones orgánicas en redes, posicionándola como una alternativa cool y práctica.

El punto de quiebre llegó cuando marcas de gran potencial como Starbucks se sumaron al fenómeno. Su colaboración con Stanley para lanzar ediciones limitadas como el vaso “Winter Pink” provocó aglomeraciones en tiendas de Estados Unidos e imágenes virales de consumidores haciendo filas interminables. El objeto pasó a ser más que un vaso, pues se convirtió en una medalla social para quienes lograban conseguirlo, de igual manera pasó en México.

Este tipo de fenómenos no es nuevo, pero sí marca una evolución en el consumo, pues ya no se trata únicamente de funcionalidad o calidad, sino de pertenecer a una narrativa digital. Los termos se integran a rituales diarios compartidos en redes sociales, desde rutinas matutinas hasta “hauls” de objetos favoritos. El consumidor joven no compra solo un producto; adquiere una experiencia compartida, un código visual y una identidad colectiva.

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En el fondo, el éxito de Stanley y Owala no radica solo en vender termos, sino en haber entendido que las nuevas generaciones consumen símbolos. Y en esta era de contenido y comunidad, incluso un simple vaso puede convertirse en el objeto del deseo global.

Una nueva generación de consumidores conscientes 

El auge de los termos reutilizables como Stanley y Owala no es un hecho aislado ni casual. Responde a una convergencia de factores culturales, tecnológicos y ambientales que están reconfigurando los hábitos de consumo, especialmente entre los millennials y la Generación Z.

Uno de los principales impulsores de este fenómeno es la creciente conciencia ambiental. De acuerdo con un estudio de First Insight y la Wharton School, el 73% de los consumidores de la Generación Z están dispuestos a pagar más por productos sostenibles, mientras que el 62% prefieren marcas que demuestren compromiso con causas sociales o ecológicas. Esto ha incentivado el uso de productos reutilizables como alternativa al plástico de un solo uso.

Además, el mercado global de botellas y vasos reutilizables ha experimentado un crecimiento constante. Según datos de Grand View Research, este mercado fue valuado en 8,64 mil millones de dólares en 2022, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) proyectada de más del 4.3% hasta 2030. Marcas como Stanley, Owala e Hydro Flask se han posicionado como líderes en este segmento.

A este crecimiento se suma el rol central de las redes sociales como TikTok e Instagram, plataformas donde las nuevas generaciones comparten desde rutinas diarias hasta objetos que consideran estéticamente valiosos o funcionalmente superiores. Según Statista, el 60% de los centennials en Estados Unidos afirman haber comprado un producto después de haberlo visto en TikTok. En este contexto, los termos no son solo recipientes para líquidos, sino accesorios aspiracionales que forman parte del estilo de vida digital.

También se ha observado una tendencia hacia la personalización y coleccionismo. Marcas como Stanley han capitalizado esta necesidad con ediciones limitadas y lanzamientos exclusivos que generan un sentimiento de escasez y pertenencia, impulsando aún más la demanda. Esta estrategia se alinea con el fenómeno del drop culture, popularizado por marcas como Supreme y Nike, que ahora se traslada al mundo de los objetos utilitarios.

Es así que, el auge de los termos reutilizables entre la Gen Z es el resultado de una suma de factores: la necesidad de sostenibilidad, la influencia del diseño en las decisiones de compra, la viralidad digital y el deseo de consumir productos que no solo sean funcionales, sino que también proyecten identidad.

 

 

 

 

 

 

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