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Plataformas como Netflix están invirtiendo en contenidos latinos, aumentando la visibilidad y el protagonismo de actores y creadores latinos.
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Según el informe USC Annenberg Inclusion Initiative, el 5.2% de los protagonistas en las 1,600 películas más taquilleras entre 2007 y 2022 fueron latinos, aunque representan cerca del 20% de la población en EE.UU.
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Pedro Pascal cobra cerca de 600 mil dólares por episodio en The Last of Us, refiere Variety.

Durante décadas, Hollywood impuso un molde limitado para los actores latinos, donde normalmente tenían presencia como secundarios, estereotipados o invisibles. Hoy, ese patrón ha cambiado por completo, lo que observamos no es solo un auge de representaciones en pantalla, sino una transformación profunda del rol que estas figuras ocupan en la industria global. Las nuevas estrellas latinas no solo actúan, también producen, financian, negocian y emprenden. Están creando estructuras propias de poder en un ecosistema que antes las excluía.
Figuras como Jennifer Lopez, Salma Hayek, Zoe Saldaña, Pedro Pascal o Jessica Alba han logrado algo más que papeles protagónicos. Entendiendo que la influencia duradera no se consigue únicamente frente a la cámara, sino también tomando el control de las narrativas, de los recursos y de las decisiones estratégicas detrás de cada megaproducción.
De acuerdo con Variety, Pedro Pascal alcanza ingresos de más de 600 mil dólares por episodio en The Last of Us, mientras que Zoe Saldaña encabeza dos de las franquicias más rentables de todos los tiempos: Avatar y Avengers. Pero más allá de las cifras, ambos forman parte de una generación que ha aprendido a usar su herencia y visibilidad como capital simbólico y económico.

No es coincidencia que muchas de estas figuras hayan creado sus propias productoras, desarrollado líneas de negocio paralelas o se hayan convertido en inversionistas. En este caso resalta Salma Hayek, quien produce contenidos con perspectiva diversa, mientras que Jessica Alba transformó su imagen pública en una marca de consumo multimillonaria. Sofía Vergara y Selena Gomez han hecho lo mismo en moda, belleza y entretenimiento digital.
Lo relevante no es solo que sus fortunas individuales crezcan, sino que están consolidando un modelo replicable de independencia e influencia que redefine lo que significa “triunfar” en Hollywood desde una identidad latina. Ya no se trata de ser contratados, sino de crear las reglas del juego.
En ese sentido, la evolución no es únicamente artística, sino estructural. Se trata de una nueva arquitectura del éxito: una que combina visibilidad con propiedad intelectual, actuación con producción ejecutiva y fama con inteligencia de negocio. El resultado es claro: el talento latino no solo ocupa el centro de la pantalla, también el de la industria.
Como muestran los datos analizados por Spoiler.mx y plataformas especializadas como Celebrity Net Worth, esta nueva generación no pide espacio, lo construye. Y ese es el verdadero cambio de paradigma.
Además, estudios como McKinsey & Company han señalado que la diversidad racial y étnica tiene un impacto directo en los ingresos de las empresas de entretenimiento. Su análisis de 2020 encontró que las compañías con mayor diversidad étnica en sus equipos ejecutivos superan en rentabilidad a sus pares menos diversos en un 36%.
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