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México se encuentra en el segundo lugar de los países latinoamericanos que más horas trabajan en la semana, refiere la OIT.
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Según McKinsey, para 2030 hasta el 25% de las tareas laborales actuales podrían ser automatizadas con IA, especialmente en sectores como retail y logística.
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De aprobarse la reforma de la reducción laboral, se estima que podría impactar directamente a más de 14 millones de trabajadores en el sector formal, según estimaciones de la STPS.

La evolución del marco laboral en México, con la reducción gradual de la jornada de 48 a 40 horas y nuevas regulaciones que buscan mejorar las condiciones de los trabajadores, está impulsando a las cadenas minoristas a replantear la forma en que gestionan su personal. Grupo La Comer, una de las principales cadenas de autoservicio del país, se encuentra en un momento clave: sus márgenes ya no crecen al ritmo de años anteriores, y la acumulación de aumentos salariales y beneficios legales empieza a presionar sus resultados financieros. Frente a este contexto, la empresa analiza implementar esquemas más flexibles, incluyendo medios turnos y contratación por horas, con la intención de mantener la eficiencia operativa sin sacrificar la calidad en el servicio.
Flexibilidad laboral como estrategia para la sostenibilidad
La propuesta de La Comer no surge únicamente de la necesidad de adaptarse a la reducción de la jornada laboral o a la Ley Silla, que obliga a proporcionar asientos con respaldo durante la jornada, sino de un análisis más profundo sobre cómo optimizar recursos en un mercado con márgenes comprimidos. La empresa reconoce que, aunque los incrementos recientes del salario mínimo no la afectaron significativamente por pagar sueldos superiores al estándar legal, la acumulación de las modificaciones salariales a futuro representa un desafío financiero real. Ante esto, la adopción de medios turnos o esquemas por hora se plantea como una medida preventiva para distribuir la carga laboral de manera más eficiente y ajustar el número de colaboradores según la demanda operativa, sin recurrir a recortes masivos.
Este enfoque coincide con tendencias que se observan en otros sectores: la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) en Mexicali, por ejemplo, también impulsa esquemas de medio tiempo como vía para consolidar la reducción de jornada. Empresas como Walmart han comenzado a experimentar con sistemas de inteligencia artificial para asignar turnos y medir productividad de manera más precisa, anticipando escenarios en los que los costos laborales podrían aumentar significativamente. La clave, según expertos del sector, no está solo en reducir horas, sino en reorganizar los procesos de trabajo, combinar horarios flexibles con tecnología de planificación y mantener la satisfacción del cliente.
Un aspecto que pocas veces se aborda en las discusiones sobre reducción de jornada es el impacto en la productividad y el compromiso del personal. La Comer parece vislumbrar que la flexibilidad puede convertirse en un diferenciador estratégico: horarios ajustados a las necesidades del trabajador no solo ayudan a contener costos, sino que pueden mejorar la motivación y reducir la rotación, un factor crítico en el sector minorista donde la estabilidad de los equipos afecta directamente la atención al cliente. La reducción de jornada, combinada con modelos de contratación por horas, abre la puerta a perfiles más diversos, incluyendo estudiantes, trabajadores que buscan ingresos complementarios y adultos mayores activos, ampliando la fuerza laboral potencial sin incrementar la presión sobre los márgenes.
Además, la empresa se encuentra frente a un desafío cultural: transformar la percepción de que menos horas significa menos eficiencia. En este sentido, la experiencia de otros minoristas globales muestra que las compañías que invierten en análisis de datos y automatización para la gestión de personal logran sostener niveles de productividad similares o incluso superiores a los modelos tradicionales, al tiempo que se adaptan a nuevas normativas laborales.
En síntesis, la estrategia de La Comer refleja un cambio de enfoque: ya no se trata únicamente de ajustar salarios o cumplir con la ley, sino de repensar la estructura operativa de manera integral. La combinación de flexibilidad horaria, contratación por horas y tecnología aplicada a la gestión de personal puede convertirse en un modelo de adaptación que otras cadenas minoristas podrían seguir, buscando un equilibrio entre la sostenibilidad financiera y la experiencia laboral de sus colaboradores. Con más de 14 millones de trabajadores potencialmente impactados por la reducción de jornada en el sector formal, según estimaciones de la STPS, estas medidas dejan de ser un experimento aislado y se perfilan como un ensayo para el futuro del trabajo en el retail mexicano.
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