- China avanza hacia convertirse en el primer “electroestado” global, con una electrificación del 30%, superando a la UE y Estados Unidos.
- Un “electroestado”, opuesto a un “petroestado”, es un país que reemplaza tecnologías de combustibles fósiles por alternativas eléctricas.
- Electrificar todo es una estrategia clave para disminuir las emisiones de carbono energéticas según la IEA.
El término “petroestado” es ampliamente conocido y hace referencia a países cuya economía depende en gran medida de la extracción y exportación de petróleo y gas.
Sin embargo, un nuevo concepto toma fuerza en el panorama energético global: el de “electroestado”. ¿Qué es? Se trata de una nación avanzada en la electrificación de su economía, sustituyendo procesos y tecnologías que tradicionalmente dependían de combustibles fósiles por alternativas impulsadas por electricidad.
China, según datos de Financial Times, podría estar en camino de convertirse en el primer gran “electroestado” del mundo. Según el medio británico, su tasa de electrificación ya es del 30 por ciento, superando a la Unión Europea y Estados Unidos, donde la participación de la electricidad en el consumo final de energía se ha mantenido en torno al 22 por ciento en los últimos años.
El impulso a la electrificación: China en la cima
La electrificación es un proceso que abarca desde el cambio de vehículos de gasolina por carros eléctricos, hasta la instalación de bombas de calor en lugar de calderas de gas, pasando por la sustitución de hornos altos a carbón en la industria siderúrgica por opciones eléctricas.
¿Por qué este enfoque está ganando tal relevancia? Principalmente, para contener la emisión de gases de efecto invernadero, considerados la causa principal del calentamiento global.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), electrificarlo todo es una de las estrategias más importantes para reducir las emisiones de carbono derivadas del consumo energético.
Para medir este progreso, se utiliza una métrica que refleja la participación de la electricidad en el consumo final de energía. Este indicador muestra cuánta de la energía realmente utilizada proviene de la electricidad, en contraste con la que proviene de combustibles fósiles.
Es una medida directa del grado de electrificación de un sistema. Esta métrica se diferencia de la participación de la electricidad en el consumo de energía primaria, que adopta una visión de la oferta y solo contabiliza fuentes de electricidad “primarias” como la eólica, la solar y la hidroeléctrica.
Los datos del Financial Times provienen de de expertos de RMI utilizando información de la AIE.
China lidera en transporte eléctrico
Aunque China aún no ha superado a Estados Unidos en la electrificación de edificios y recién alcanzó al país de Trump y a Europa en la electrificación industrial, los superó rápidamente a ambos en el sector del transporte.
Un motor fundamental de este avance, tanto a nivel interno como externo, son los vehículos eléctricos. Datos de Rho Motion, una empresa enfocada en vehículos eléctricos y baterías, muestran el tamaño de distintos mercados de vehículos eléctricos y la cuota que poseen las compañías chinas. La alta proporción de vehículos procedentes de China, especialmente en el sudeste asiático y países de América Central y del Sur, es muy evidente.
Otro factor determinante en el camino hacia la electrificación en China es la rápida expansión de su red ferroviaria. La red de trenes de alta velocidad se extiende por 45,000 km, lo que representa cinco veces el tamaño de la red de la Unión Europea, y se proyecta que alcance aproximadamente 60,000 km para el año 2030.
La matriz energética en transformación
La capacidad de generación eléctrica de China ha experimentado un cambio sustancial. Los datos del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio a partir de datos del Consejo de Electricidad de China y las estadísticas sobre el uso de carbón de Global Energy Monitor muestran estos cambios en la matriz energética del gigante asiático.
En contraste con la estrategia de Estados Unidos, que bajo la consigna “drill baby drill” busca incrementar su ya alta producción de petróleo y gas, Beijing avanza con lo que denomina su revolución de energía limpia.
Este impulso en la electrificación, respaldado por la expansión de la capacidad de energía renovable y una infraestructura de transporte electrificado en crecimiento, evidencia la posibilidad de que China lidere la transición hacia un modelo de “electroestado” a escala global, concluye el medio británico.
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