Durante ocho años, la esquina acristalada del 701 de la Séptima Avenida, conocida como 20 Times Square, permaneció vacía pese a su ubicación privilegiada en uno de los cruces más concurridos del mundo. Los transeúntes se preguntaban cómo era posible que un espacio rodeado de teatros, hoteles y restaurantes no tuviera ocupante fijo.
Eso está por cambiar. Warner Brothers anunció que abrirá en ese espacio una recreación de Central Perk, la icónica cafetería de la serie Friends, diseñada como una experiencia inmersiva que combinará consumo, turismo y nostalgia televisiva. Cushman & Wakefield, la firma encargada de comercializar el inmueble, confía en que este proyecto sea el catalizador que permita ocupar los 49 mil metros cuadrados disponibles, que han permanecido en gran parte desiertos desde el cierre de la NFL Experience en 2018.
Nostalgia como estrategia comercial
El fenómeno no es aislado. A nivel global, restaurantes y cafés temáticos basados en franquicias de cine y televisión han demostrado un poder de atracción excepcional. Ejemplos recientes como el Stranger Things Experience en Nueva York y Londres o el Harry Potter Café en Tokio han registrado largas filas de turistas dispuestos a pagar precios premium no solo por consumir, sino por sentirse dentro de sus universos favoritos.
Según datos de Worldchefs, el 50 por ciento de los consumidores millennials y Gen Z afirma que está dispuesto a pagar más por experiencias temáticas o pop-ups inmersivos que por una salida convencional, mientras que el 72 por ciento busca más opciones de este tipo en su vida cotidiana. En términos de negocio, estas apuestas se traducen en un incremento del tiempo de permanencia y del gasto por visitante, ya que además de consumir alimentos y bebidas, los clientes suelen adquirir merchandising y generar contenido viral en redes sociales.
Para los administradores del edificio, GreenBarn Investment Group y Newbond Holdings, la llegada de Central Perk es más que un tributo a una sitcom de los noventa: es una herramienta para reposicionar un espacio que había resultado invendible. “Es una oportunidad única para marcas globales que buscan dejar huella en la capital mundial del entretenimiento y el retail”, señaló Steven Soutendijk, de Cushman & Wakefield.
El reto ahora es transformar la fama efímera del pop-up en contratos de largo plazo. En un mercado donde el entretenimiento inmersivo ya mueve más de 400 mil millones de dólares a nivel global, según estimaciones de la industria, Times Square se convierte en un escaparate para marcas que quieran conectar con audiencias a través de experiencias emocionales, no solo transacciones comerciales.
Un modelo con retorno garantizado
La lógica detrás de estas experiencias es clara: cuanto más atrapado se sienta el visitante dentro de un universo narrativo, más consume y más comparte. Estudios en atracciones culturales han demostrado que una museografía o ambientación inmersiva puede aumentar hasta en un 20 por ciento el gasto complementario en tiendas, cafés o productos exclusivos.
La cafetería Central Perk en Times Square no solo busca capitalizar el fenómeno Friends —que sigue siendo uno de los shows más vistos en streaming más de dos décadas después de su final—, sino también enviar un mensaje a potenciales inquilinos: en el epicentro del turismo global, la clave no es solo el espacio físico, sino la historia que una marca puede contar dentro de él.
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