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Si hay un área de la comunicación corporativa sufrió una sacudida a raíz de la pandemia, fue la de Comunicación Interna (CI). Esa función que estaba escondida en un rincón de Recursos Humanos o relegada en el último privado en marketing, ahora ocupa un lugar preponderante.
Dado que ahora tenemos períodos de atención más cortos, la cultura de la lectura ha cambiado. En lugar de consumir grandes cantidades de texto como sucedía hace una década, lo que la gente hace ahora es dar una barrida a los artículos en busca de información importante o recurrir a las redes sociales.
Si tuviéramos que dividir los tipos de influencers utilizados en el marketing y las relaciones públicas, los separaríamos en tres grandes grupos: celebridades, macroinfluencers y microinfluencers.
Aunque la reputación es un concepto intangible, cada día cuenta más. Investigaciones globales coinciden que una buena reputación aumenta de manera tangible el valor corporativo y proporciona una ventaja competitiva sostenida.
A raíz de la pandemia, para muchas personas el bienestar se ha convertido en una prioridad, ya que las obligó a evaluar el ritmo de su vida y repensar mejor sus elecciones diarias.
El uso de los mensajes de SMS para comunicación con amigos, familiares o contactos de trabajo, ha disminuido drásticamente ya que ahora se prefieren opciones como WhatsApp y similares.
Parecería obvio decirlo, pero a pesar de que el contenido sigue siendo el rey y que las empresas se empeñan en generar nuevos estilos en su narrativa, variedad en los formatos y amplificación a través de la multicanalidad y otras herramientas digitales, ello no garantiza que el contenido vaya a tener una buena acogida.
Las imputaciones contra las marcas y las publicaciones adversas son cada día más frecuentes y llevan los temas de relaciones públicas de las organizaciones a zonas pantanosas.
El término startup ha ganado bastante popularidad en estos días. Cada vez son más las personas interesadas en convertirse en empresarios y abrir su propio negocio.
¿Están las relaciones públicas (RRPP) preparadas para entrar al metaverso?