La campaña “Hecho en México” ha vuelto con fuerza este año y ya no solo aparece en el sello de productos nacionales: ahora sorprende al consumidor con espectaculares y publicidad en las principales avenidas de la capital, desde Periférico hasta Insurgentes. El movimiento, impulsado por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y respaldado por el Gobierno federal, busca más que visibilidad: pretende consolidar un cambio cultural en la forma en que los mexicanos consumen.
Los consumidores están marcando la pauta. De acuerdo con Kantar, 7 de cada 10 mexicanos afirman que prefieren comprar productos con el sello “Hecho en México” si tienen la misma calidad que una alternativa extranjera. El fenómeno no es casual: responde al orgullo nacionalista, a la necesidad de fortalecer la economía local y al auge del consumo responsable, donde la cercanía y la sostenibilidad se convierten en valores de peso.
En tiempos de inflación y volatilidad cambiaria, elegir lo nacional no es solo cuestión de precio: también es un gesto emocional. Comprar un producto mexicano equivale a reafirmar una identidad cultural y respaldar empleos e industrias locales.
Una campaña histórica
La iniciativa “Lo Hecho en México está mejor hecho” une a empresas de sectores como alimentos, construcción, transporte, salud, servicios financieros y consumo masivo, incluidas marcas competidoras que, por primera vez, trabajan bajo un mismo propósito. Entre las participantes destacan Bimbo, Grupo Modelo, Banorte, Cemex, Alpura, Liverpool, Mabe, Oxxo, Sabritas, Mercado Libre y Viva Aerobus.
El sello es otorgado por la Secretaría de Economía, que certifica los estándares de calidad y confirma que los productos son elaborados en territorio nacional. Esta validación convierte al logotipo en un distintivo de confianza.
El regreso de la campaña ya genera conversación digital. Un video en TikTok, donde se muestra un espectacular en Periférico con un diseño en fondo blanco y los logos de decenas de marcas nacionales, se volvió viral. El texto que acompañaba la publicación era directo: “A consumir lo nacional, familia”.
@wuaflinSigueme en Instagram: Wuaflinnn A consumir lo nacional familia‼️ ♬ Hymn of the Soviet Union (Union Sovietica) Urss / Cccp – Historical Voices Songs
Los comentarios no se hicieron esperar: “¿Qué tiene de malo consumir nacional? Muchos países del primer mundo lo hacen como Japón y Corea, no es exclusivo del socialismo”.
“Antes la marca Hecho en México era un orgullo portarla, ahora lo necesitamos más que nunca”.
La discusión refleja cómo este tipo de iniciativas despiertan emociones encontradas, pero también generan un debate valioso sobre la identidad del consumidor mexicano.
El reto para las marcas
El verdadero impacto de estas campañas no radica solo en la visibilidad, sino en la credibilidad. Los consumidores exigen consistencia: no basta con invitar a “comprar mexicano”, es necesario demostrar cómo cada empresa contribuye al desarrollo del país, respeta tradiciones y fomenta empleo. Ejemplos como Grupo Modelo, que integra productores locales en su cadena de valor, muestran cómo las acciones pueden sostener el discurso.
Mirando hacia el futuro
Con el Mundial de 2026 en puerta y el auge del nearshoring, el discurso del consumo local tendrá aún más relevancia en los próximos años. Las marcas que logren capitalizar este momento con campañas creativas, datos tangibles y experiencias personalizadas se asegurarán no solo de vender más, sino de construir lealtad duradera.
En un mundo globalizado, la paradoja es clara: lo más cercano es lo que más conecta. Y “Hecho en México” se perfila como mucho más que un sello: un movimiento cultural que convierte al consumidor en protagonista de la economía nacional.
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