Nevada, Estados Unidos.- Cada año, desde hace 20, el desierto de Nevada es testigo en agosto y septiembre de uno de los festivales más extravagantes del mundo. Comenzó siendo un encuentro hippie y mutó a uno de música electrónica que atrae a millonarios “tech”. Al final, la quema de las figuras de madera impresiona a todos.
Participar en el festival Burning Man es una extravagancia que todos deberíamos hacer antes de morir. Los organizadores lo autodefinen como “un experimento en comunidad de autoexpresión y autosuficiencia radical” y se realiza cada año, desde hace dos décadas, en el desierto de Nevada, en los Estados Unidos. Este año, el festival se realizó del 25 de agosto al 1º de septiembre.
En sus comienzos, estuvo asociado con el movimiento hippie y, más recientemente, con la música electrónica. Al finalizar, en la última jornada, la tradición que le da el nombre el festival es quemar una figura de madera de un hombre de varios metros de altura. Un detalle: las entradas costaron este año 400 dólares.
Ultimamente, con la presencia de magnates de la talla de los fundadores de Google, o el CEO de Amazon, el espíritu se ha desvirtuado, aseguran los viejos asistentes.
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