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Según Statista, el mercado de live commerce alcanzó un valor de $500 mil millones de dólares en 2023, y se espera que supere los $700 mil millones para 2026.
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La empresa Brother vendió 2,500 dólares en impresoras en dos horas con un avatar IA.
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Desde que reemplazó a humanos con IA en transmisiones en vivo, sus ventas aumentaron 30%.
En el mundo del comercio electrónico, especialmente en China, los protagonistas de las ventas están cambiando. Lo que antes dependía exclusivamente del talento humano ahora encuentra un competidor inesperado: los avatares impulsados por inteligencia artificial. Gracias a tecnologías desarrolladas por empresas como Baidu y DeepSeek, estos “vendedores virtuales” no solo simulan la interacción humana, sino que la superan en rapidez, disponibilidad y precisión. Lo que hace unos años parecía ciencia ficción, hoy redefine cómo se entiende la eficiencia comercial en transmisiones en vivo y plataformas de e-commerce.
Eficiencia que desafía la lógica humana
Los números hablan por sí solos. Brother, una empresa que comercializa impresoras, logró vender más de 2,500 dólares en apenas dos horas utilizando un avatar IA en lugar de un equipo de ventas tradicional. Desde que implementó transmisiones en vivo con avatares en lugar de empleados humanos, la compañía reportó un aumento del 30% en sus ventas.
En otra demostración del poder de la IA, un avatar de influencer logró generar 7,7 millones de dólares en seis horas durante una transmisión en vivo, atendiendo simultáneamente comentarios de miles de usuarios sin descanso.
La principal ventaja de estos avatares radica en su capacidad de operar 24/7, sin pausas ni fatiga, y en su habilidad para interactuar en tiempo real con los clientes, personalizando respuestas y adaptando el discurso según las preguntas y reacciones de la audiencia. En un sector donde más del 30% de las compras se realizan a través de transmisiones en vivo, esto no es solo una mejora de eficiencia, representa un cambio estructural en la manera de vender y conectar con los consumidores.
Expansión global y redefinición del rol humano
El fenómeno no se limita a China. Empresas en Estados Unidos y Europa ya están experimentando con avatares de IA en el comercio y el marketing digital. La ventaja es doble, ya que además de reducir costos operativos, estas soluciones replantean la función de los vendedores humanos e influencers tradicionales, quienes hasta ahora se encargaban de generar interacción y confianza con los clientes.
En plataformas como TikTok y YouTube, los contenidos generados por IA ya alcanzan grandes niveles de viralidad. Influencers virtuales, anuncios deepfake y transmisiones automatizadas muestran cómo la tecnología puede mantener al público enganchado mientras comercializa productos de manera continua. La barrera de entrada para crear avatares realistas ha disminuido: la tecnología es más accesible, más económica y permite escenarios de venta más convincentes, con entornos y gestos más naturales, además de un lenguaje altamente adaptativo gracias a modelos de lenguaje avanzados.
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Transformación del trabajo y riesgos de automatización
Más allá del comercio en línea, la verdadera revolución que plantean los avatares IA se encuentra en el terreno del trabajo cognitivo. Un estudio de Microsoft Research basado en más de 200,000 interacciones entre usuarios estadounidenses y Copilot, un asistente de IA generativa, demuestra que los perfiles profesionales tradicionalmente considerados especializados están cada vez más expuestos a la automatización. Intérpretes y traductores, historiadores, correctores de estilo y matemáticos presentan altos porcentajes de tareas automatizables, alcanzando hasta un 98% en ciertos casos.
Los representantes de ventas no quedan exentos, aproximadamente el 84% de sus actividades pueden ser reemplazadas por inteligencia artificial sin comprometer la calidad del servicio.
Estos datos reflejan un panorama que va más allá de la simple sustitución de la fuerza de ventas. La IA no solo responde preguntas; ejecuta tareas complejas, analiza información, adapta mensajes y optimiza la experiencia del consumidor en tiempo real. El resultado es un ecosistema donde la eficiencia ya no depende únicamente de la capacidad humana, sino de la integración estratégica de herramientas automatizadas que operan sin descanso, sin errores y con una velocidad que ningún humano puede igualar.
Lo más interesante de esta transformación es que plantea una nueva perspectiva sobre la competitividad en ventas. No se trata únicamente de quién tiene más carisma o habilidades de persuasión, sino de cómo las empresas pueden integrar la IA para maximizar ingresos y fidelización de clientes. Para quienes todavía dependen de la interacción humana, esto representa un llamado a redefinir su rol: pasar de la simple ejecución de ventas a un enfoque más estratégico, creativo y relacional, que complemente lo que la IA no puede reemplazar.
La batalla entre avatares de IA y vendedores humanos ya no es una teoría futurista: está ocurriendo hoy y con resultados medibles. En China, estas tecnologías ya generan cifras que superan con creces a las logradas por equipos de ventas humanos, mientras que en Estados Unidos y Europa se exploran sus aplicaciones de manera creciente. La revolución no solo está en la eficiencia de los ingresos, sino en la reconfiguración del trabajo humano: los vendedores ya no solo compiten entre sí, sino con algoritmos capaces de operar sin descanso, responder en tiempo real y adaptar sus estrategias al comportamiento de los consumidores.
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