
La FIFA y los organizadores de la Copa Mundial 2026 consiguieron en México lo que han reclamado en casi todas sus sedes, una exención de impuestos que blindará sus ingresos.
De acuerdo con el artículo 25 transitorio de la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación (LIF) 2026, presentada ayer por la Secretaría de Hacienda, todas las personas físicas y morales —nacionales o extranjeras— que participen en la organización y celebración del torneo no pagarán impuestos por esas actividades. Esto significa que pruebas, partidos y eventos vinculados al Mundial estarán exentos de obligaciones como pago, retención, recaudación y entero de impuestos.
¿Cómo funcionará la exención?
Será la propia FIFA quien identifique y presente ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) la lista de personas y empresas que obtendrán el beneficio fiscal. Sin embargo, el SAT tendrá la última palabra, revisará el historial tributario de los solicitantes, descartando a quienes tengan adeudos fiscales, procesos penales u observaciones negativas.
La medida entrará en vigor en el último cuatrimestre de 2025 y estará vigente durante todo el periodo relacionado con la justa deportiva. Aunque México solo albergará 13 partidos —incluido el inaugural del 11 de junio de 2026—, el gobierno federal justifica la decisión argumentando que el evento detonará una derrama económica significativa.
La FIFA no es ajena a estos privilegios. En sedes anteriores, como Brasil 2014 o Rusia 2018, el organismo logró acuerdos similares que incluyeron no solo exenciones tributarias, sino también concesiones publicitarias exclusivas en los alrededores de los estadios.
En este caso, Hacienda señala en los Criterios Generales de Política Económica 2026 que el beneficio es estratégico: “El Mundial de futbol generará un dinamismo en los servicios profesionales, mayor formalización laboral, impulso al gasto en construcción y expansión de la economía digital”.
Impacto económico y polémica
La Copa del Mundo 2026 será la primera organizada por tres países México, Estados Unidos y Canadá. Expertos en economía del deporte estiman que, aunque México tendrá menos encuentros, la atracción de turistas, inversión en infraestructura y consumo derivado del evento podrían inyectar miles de millones de pesos a la economía nacional.
No obstante, la decisión abre el debate sobre quién gana más: si la FIFA, blindada de impuestos en un país con altos retos de recaudación, o la economía mexicana, que confía en el efecto multiplicador del turismo y la inversión.
El balón está en la cancha del Congreso, que deberá aprobar la LIF 2026. Mientras tanto, la FIFA celebra otra victoria fuera del campo: garantizar que sus ingresos en México no paguen impuestos.
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