
En muchas tiendas de Estados Unidos, una botella de Coca‑Cola cambia el mundo: la mexicana, en su emblemático envase de vidrio, se ha convertido en una leyenda viva. Popularmente conocida como “Mexicoke”, esta versión utiliza azúcar de caña en lugar del jarabe de maíz con alto contenido de fructosa (HFCS), convertido en endulzante estándar en EE. UU. desde los años 80. De hecho en Estados Unidos las Cocacolas producidas en México tienen un sello especial “Coca-Cola mexicana”.
La Mexicoke y el culto por ella en Estados Unidos
El viaje de “Mexicoke” comienza en 1921, cuando Coca‑Cola estableció su primera embotelladora en México con Grupo Tampico y, más tarde, ARMA. Hoy, FEMSA, con base en Monterrey, domina el mercado latinoamericano. Pero fue su explosión en Estados Unidos la que lo transformó en fenómeno de culto.
¿La razón? Un sabor que muchos describen como más “limpio” y auténtico, y el encanto del vidrio pesado. Usuarios de Reddit no escatiman elogios:
“Mexican Coke uses PURE CANE SUGAR.” (Reddit)
“Mexican soda … tastes so good. Glass bottle is the icing on top.” (Reddit)
¿Preferencia por la Coca-Cola mexicana en EU es psicológico?
Y aunque existan pruebas a ciegas que niegan grandes diferencias, como un artículo en Serious Eats donde Kenji López‑Alt concluye que muchas preferencias son psicológicas, la experiencia estética sigue inclinando la balanza.
En 2013, surgió preocupación cuando la embotelladora Arca Continental consideró cambiar al HFCS por la presión de costos y un nuevo impuesto en México. Sin embargo, garantizaron que la “Coca‑Cola Nostalgia” destinada a EE. UU. mantendría el azúcar de caña.
Las cocas a exámenes
Un análisis de laboratorio en 2012 reveló niveles similares de glucosa y fructosa en ambas versiones, lo que hizo dudar de que realmente contenga sacarosa intacta. Expertos explican que la sacarosa se descompone rápido en ambientes ácidos, transformándose en fructosa y glucosa.
Pero en 2025, el debate alcanzó un nuevo nivel político: el expresidente Trump afirmó que regresaría el uso de azúcar de caña en las bebidas de Coca‑Cola en EE. UU. bajo la iniciativa “Make America Healthy Again”.
Tal vez sea el vidrio, el efecto “Coca-Cola de vidrio”
Aunque la empresa no lo confirmó oficialmente al comienzo, posteriormente anunció una versión con azúcar de caña para otoño. Los expertos consultados opinaron que el cambio tenía más carga simbólica que nutricional, ya que ambos edulcorantes tienen efectos metabólicos muy similares.
Culturalmente, “Mexicoke” encarna un anhelo por lo tradicional y auténtico, una reacción a lo industrial y procesado. El uso de vidrio, el sabor fundacional, y una mística secreta —“importada de México”— generan una narrativa de calidad que trasciende el sabor. Así, muchas personas están dispuestas a pagar más en Costco o tiendas especializadas solo por esa conexión emocional.
Algo similar para en Israel
Más allá de Estados Unidos, este fenómeno no es exclusivo. En países como Nueva Zelanda o durante Pésaj en Israel, Coca‑Cola usa azúcar de caña por razones económicas o religiosas, lo que refuerza la idea de que el tipo de edulcorante es un signo de identidad cultural.
En el fondo, “Mexicoke” es un caso de estudio sobre cómo un producto global puede adquirir significado local: es sabor, nostalgia, política, salud y estética en una botella de vidrio. Y mientras la Coca‑Cola estadounidense prepara su versión con azúcar de caña, el debate sigue: ¿es una verdadera mejora o una artimaña de marketing? Al final, cada sorbo en vidrio retoma una historia de territorio, identidad y deseo… y una marca global lo sabe muy bien.
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