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Robert Francis Prevost, de origen estadounidense, fue elegido como el Papa León XIV, convirtiéndose en el primer pontífice de EE.UU.
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A pesar de ser estadounidense, se naturalizó peruano.
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Gartner estima que para 2026, el 30% del contenido audiovisual en campañas políticas será generado o potenciado por IA.
La historia ha dado un giro inesperado con la elección del cardenal Robert Francis Prevost como el nuevo Papa León XIV, el primer pontífice nacido en Estados Unidos. Su elección marca un momento histórico para la Iglesia Católica, que por primera vez entrega el liderazgo espiritual del mundo a un estadounidense. Y aunque el Vaticano se ha caracterizado por su hermetismo, en esta ocasión una señal insólita pareció adelantarse al anuncio oficial, una imagen de Donald Trump vestido como Papa se volvió viral días antes del cónclave.
El 2 de mayo, la Casa Blanca compartió en redes sociales una fotografía generada por inteligencia artificial en la que el expresidente Trump aparece luciendo la vestimenta papal. La imagen, lejos de pasar desapercibida, se convirtió en un fenómeno global, alcanzando más de 108.5 millones de visualizaciones. Aunque fue interpretada en su momento como una maniobra mediática o una broma visual, muchos ahora la ven como una curiosa coincidencia simbólica, especialmente tras la elección de un Papa de origen estadounidense.
— The White House (@WhiteHouse) May 3, 2025
Como contexto, León XIV, de 69 años, es un sacerdote que ha pasado gran parte de su vida en Perú y que hasta ahora dirigía el Dicasterio para los Obispos. Su perfil internacional y su conexión con América Latina fueron clave para que obtuviera el respaldo de 89 cardenales, superando en la cuarta votación los dos tercios necesarios para convertirse en el sucesor de Francisco.
Desde el balcón de la Plaza de San Pedro, su primer mensaje como Papa fue directo y esperanzador:
“Ayudadnos a construir puentes”. Una frase que resuena tanto dentro de la Iglesia como en el ámbito geopolítico.
Más allá de las interpretaciones, la imagen de Trump vestido de Papa funcionó como un presagio visual que ahora toma un nuevo significado. En una era donde lo simbólico se viraliza en segundos, lo que parecía una simple provocación digital puede haber sido, para muchos, una premonición involuntaria del nuevo rostro de la Iglesia.
En ese sentido, la última década, la inteligencia artificial ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en una herramienta cotidiana con impacto masivo en la política, la comunicación y la cultura digital.
Uno de los campos donde esta tecnología ha tenido mayor impacto es en las redes sociales, donde los contenidos generados por IA logran millones de visualizaciones y pueden influir directamente en la percepción pública. Según un informe de MIT Technology Review, más del 40% del contenido visual compartido en plataformas sociales que involucra figuras públicas ya presenta algún nivel de alteración por IA, desde retoques estéticos hasta imágenes completamente falsas.
En el ámbito político, esto cobra especial relevancia. Líderes y campañas han comenzado a usar la IA tanto para crear contenido satírico como para probar mensajes antes de lanzarlos oficialmente. Por ejemplo, la consultora Gartner estima que para 2026, el 30% de los materiales audiovisuales en campañas políticas de Occidente serán generados o mejorados con IA. Esto incluye desde deepfakes hasta simulaciones de escenarios, discursos y hasta propaganda emocional diseñada algorítmicamente.
En este contexto, el uso de imágenes simbólicas, como la de un líder político vestido de Papa, no puede verse solo como una curiosidad digital. Tiene un peso comunicativo potente, puede activar emociones colectivas y reforzar intencionalmente o no ciertos mensajes ideológicos o culturales.
La inteligencia artificial, lejos de ser neutral, se ha convertido en un actor más dentro del ecosistema político y mediático actual.
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