Ahorrar en México será más caro en 2026. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) propuso, dentro del Paquete Económico 2026, incrementar la tasa de retención del Impuesto Sobre la Renta (ISR) sobre los intereses generados por depósitos en instituciones financieras. La tasa pasará de 0.50% por ciento a 0.90 por ciento, lo que representa casi el doble de lo retenido actualmente.
El cambio se plantea en la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación y tendrá efectos inmediatos en los rendimientos que obtienen millones de mexicanos por sus ahorros. Aunque se trata de una retención provisional, el ajuste implica que en la declaración anual cada contribuyente pagará ISR conforme al tramo de ingresos que le corresponda.
¿Cuánto pagarás realmente por ahorrar?
La medida significa que, por cada mil pesos que generen intereses, las instituciones financieras retendrán nueve pesos de manera anticipada. Esto reducirá el rendimiento neto de las cuentas de ahorro, depósitos a plazo, fondos de inversión o productos similares.
El contraste es fuerte si se considera la evolución reciente: en 2024, la tasa subió de 0.15 por ciento a 0.50 por ciento sin mayores cambios para este año, mientras que la propuesta original del pasado ejercicio planteaba un nivel de 1.48 por ciento, que fue frenado en la Cámara de Diputados. Ahora, el alza del 0.90 por ciento sí tiene altas probabilidades de aprobarse.
Ahorro en México: un hábito en crecimiento
Según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024, realizada por el Inegi, 54.5 millones de mexicanos cuentan con una cuenta de ahorro, lo que equivale al 63 por ciento de la población entre 18 y 70 años. La cifra representa un salto considerable frente al 49.1 por ciento registrado en 2021, lo que demuestra un avance en la bancarización y en la adopción de servicios financieros, incluidos los ofrecidos por las fintech.
De esos 54.5 millones, más de 35 millones poseen productos de ahorro como cuentas de cheques, depósitos a plazo fijo, fondos de inversión o cuentas digitales. En otras palabras, el aumento en la retención del ISR impactará directamente a la mayoría de los pequeños y medianos ahorradores.
Y es que el ajuste golpeará sobre todo a los sectores que más dependen de los intereses como complemento de sus ingresos: jubilados, familias de clase media y pequeños inversionistas. Para muchos de ellos, el ahorro no solo es un respaldo, sino un mecanismo de seguridad financiera frente a la inflación y la incertidumbre económica.
Un cálculo simple lo evidencia: si una persona tiene 100 mil pesos en un depósito a plazo fijo que genera 5 por ciento anual, obtendría 5 mil pesos de intereses. Con la retención de 0.90 por ciento, el banco le descontará 900 pesos de forma anticipada, frente a los 500 pesos que hoy se retienen. El aumento puede parecer marginal, pero en un entorno donde la inflación erosiona el poder adquisitivo, cada peso cuenta.
Además, este tipo de medidas envía un mensaje contradictorio: mientras el Estado promueve la inclusión financiera y fomenta la cultura del ahorro, la carga impositiva reduce el incentivo para mantener dinero en el sistema financiero formal. Esto podría empujar a algunos mexicanos a buscar alternativas informales o de mayor riesgo, con el fin de obtener mejores rendimientos netos.
¿Quiénes no se verán afectados?
El artículo 54 de la Ley del ISR establece excepciones. No aplicará a intereses que se paguen a la Federación, entidades federativas, municipios, organismos descentralizados sin fines empresariales ni partidos políticos. Tampoco a personas morales autorizadas para recibir donativos, sociedades de inversión especializadas en fondos para el retiro, ni cajas de ahorro de trabajadores.
Es decir, el peso de la medida recaerá principalmente en los ahorradores individuales y en quienes utilizan la banca comercial y fintechs para resguardar su dinero.
Con este ajuste, el gobierno federal busca fortalecer la recaudación en un contexto de presión fiscal y creciente gasto público. Aunque el impacto para cada persona puede parecer pequeño —nueve pesos por cada mil de intereses—, al multiplicarlo por los millones de cuentas en México, el efecto recaudatorio será significativo.
Para los ciudadanos, sin embargo, el cambio envía una señal clara: ahorrar en México es cada vez menos rentable frente a la inflación, el bajo rendimiento de los bancos y la carga fiscal. Los expertos anticipan que el reto será doble: mantener el hábito del ahorro y, al mismo tiempo, buscar productos financieros que protejan el dinero de los mexicanos.
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