La publicidad sigue siendo un motor vital para la economía y la comunicación entre marcas y consumidores, pero no todo lo que genera tiene un efecto positivo. Recientemente, en la Ciudad de México, usuarios captaron la llegada de las polémicas vallas publicitarias de American Eagle protagonizadas por la actriz Sydney Sweeney, una campaña que ha desatado un intenso debate cultural y social a ambos lados de la frontera.

Este fenómeno refleja un reto importante para las marcas, como lo es la publicidad exterior,  las vallas, sigue siendo un canal potente que impacta directamente a millones de personas en espacios físicos. En México, esta industria creció un 8 por ciento en 2024, alcanzando cerca de 3 mil millones de pesos en facturación, un reflejo del interés constante de las marcas por conectar con audiencias en el mundo real. Sin embargo, también pone en evidencia que el contenido y el contexto de las campañas son más importantes que nunca, dado el poder que tienen para moldear percepciones sociales y la reputación de las empresas.

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Un estudio de la Asociación Nacional de Anunciantes de Estados Unidos revela que el 55 por ciento de los consumidores ha dejado de comprar una marca tras considerar que su publicidad es ofensiva o poco ética. American Eagle está experimentando esta realidad de primera mano, con debates que trascienden lo comercial y se enmarcan en discusiones sociales y políticas de gran alcance. Incluso figuras políticas conservadoras en Estados Unidos han elogiado la campaña, mientras que sectores progresistas la acusan de promover exclusión.

La campaña de American Eagle y Sydney Sweeney en CDMX

La campaña “Sydney Sweeney Has Great Jeans” —lanzada en julio de 2025 en Estados Unidos— juega con un doble sentido entre la palabra “jeans” (pantalones) y “genes” (herencia genética), generando controversia al ser vista por algunos sectores como una promoción de ideales eurocéntricos de belleza y cuestionamientos sobre posibles mensajes implícitos relacionados con la eugenesia.

En México, este debate llegó a la calle con la aparición de las vallas en zonas emblemáticas como la Zona Rosa, captadas y difundidas en redes sociales, donde tanto defensores como críticos han expresado opiniones divididas.

@jorgejjang Campaña de Sidney Sweeney para american eagle en plena zona rosa, ay kheee #sydneysweeney #sydneysweeneyedit #americaneagle #racist #eugenesia #cdmx ♬ sonido original – Luz Albores

Los consumidores mexicanos reaccionan con fuerza en redes; mientras unos celebran la campaña como una expresión de belleza y confianza personal, otros denuncian un mensaje excluyente que perpetúa estereotipos raciales y culturales. Comentarios como “Prácticamente la publicidad indica que solo los genes blancos son los únicos buenos” o “Gracias AE por regresar a la normalidad, nos dio pura belleza” muestran cómo esta campaña toca fibras sensibles en una sociedad cada vez más consciente de la diversidad.

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Y es que, la polémica campaña es un claro ejemplo de que en la publicidad ya no basta solo con ser visible, sino que el mensaje debe ser inclusivo y alineado con los valores actuales para evitar riesgos reputacionales. La comunicación entre marcas y consumidores es más delicada y compleja que nunca, y el debate en torno a American Eagle y Sydney Sweeney en México es prueba de ello.

Eso nos lleva a pensar que aunque la publicidad es esencial para la economía, su impacto negativo debe ser tomado en cuenta por anunciantes, reguladores y consumidores. La clave está en una comunicación responsable, ética y respetuosa que evite la saturación, respete la privacidad, promueva la inclusión y ofrezca información clara. Solo así la publicidad podrá mantener su valor como herramienta efectiva y confiable en el mercado actual.

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