La Semana de la Moda de Nueva York (NYFW) vive un momento de quiebre: la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un recurso marginal para convertirse en protagonista sobre las pasarelas. Durante años, los diseñadores de lujo se mostraron reacios a incorporar algoritmos en sus procesos creativos, pero hoy, marcas como Ralph Lauren y Alexander Wang comienzan a abrazar esta transformación que promete redefinir la industria.
Ralph Lauren, que hace un cuarto de siglo fue pionero en vender ropa en línea, sorprendió al presentar “Ask Ralph”, un asistente de IA creado junto a Microsoft y OpenAI que ya se encuentra disponible en sus boutiques e integrado a su aplicación de compras. El sistema, presentado por David Lauren, hijo del fundador y director de innovación de la compañía, permite a los clientes interactuar con la marca de una forma inédita, desde resolver dudas prácticas sobre cómo combinar un blazer, hasta responder preguntas clásicas de estilo, como la eterna discusión sobre si el negro y el marrón son compatibles. El objetivo es claro: transformar la experiencia de lujo en un acompañamiento personalizado que trasciende la transacción y se convierte en asesoría constante.
El regreso de Alexander Wang también estuvo marcado por la innovación. El diseñador confió en la IA para la creación de los fondos artísticos de su desfile, convencido de que los algoritmos no sustituyen la creatividad, sino que liberan a los diseñadores para enfocarse en decisiones más trascendentes. “Me gusta aceptar el cambio y lo que viene a continuación… La IA nos permite reservar nuestra mentalidad humana para cosas más grandes”, señaló en una entrevista con Glossy. Su propuesta refleja una nueva visión: las máquinas amplían el campo de posibilidades, pero no reemplazan la sensibilidad humana.
La adopción no se limita a las grandes casas
Y es que Startups como Vivrelle, especializada en el alquiler de bolsos de lujo, lanzaron a Ella, un estilista digital que recomienda accesorios y prendas de socios como Revolve y FWRD, mientras que Glance AI organizó eventos en paralelo a la NYFW para presentar una aplicación que ofrece probadores virtuales y experiencias de compra personalizadas. Estos proyectos confirman que la inteligencia artificial ya no es un accesorio futurista, sino una herramienta estratégica que impulsa ventas, fideliza consumidores y mantiene a las marcas a la altura de un mercado en permanente movimiento.
El camino, sin embargo, no ha estado exento de resistencias. Mientras cadenas como Walmart y H&M han utilizado la IA durante años para optimizar publicidad, detectar tendencias y acelerar la producción, en la alta costura persistía la desconfianza. Brandon Maxwell defendía el valor del arte hecho a mano, mientras que Trish Wescoat Pound reconocía no tener interés ni conocimiento sobre la tecnología. El público también ha mostrado sus reservas: Vogue recibió críticas tras publicar en agosto un anuncio de Guess protagonizado por una modelo generada por IA, y J. Crew fue duramente cuestionada por recurrir a imágenes digitales en una de sus campañas.
A pesar de las polémicas, los datos son contundentes. La inteligencia artificial se ha convertido en un motor clave de la moda contemporánea. Hoy permite predecir tendencias con base en millones de imágenes en redes sociales, producir campañas visuales en cuestión de días —como ya hace Zalando, que redujo los tiempos de producción de hasta ocho semanas a apenas tres días— y personalizar la experiencia del consumidor de forma radical, como demuestra Victoria’s Secret, que ha registrado incrementos de doble dígito en sus tasas de conversión gracias a campañas hiperpersonalizadas generadas por algoritmos. Incluso en la cadena de suministro, marcas como Levi’s y SHEIN utilizan motores de IA para ajustar inventarios, reducir devoluciones y minimizar desperdicios, integrando así la sostenibilidad en el corazón del negocio.
El potencial económico es aún mayor. Según Business of Fashion, más de la mitad de los ejecutivos del sector considera que el descubrimiento de productos mediante IA será la herramienta más decisiva de los próximos años, mientras que la consultora McKinsey proyecta que la inteligencia artificial generativa podría aportar entre 150 y 275 mil millones de dólares a las utilidades operativas del sector moda y lujo en los próximos cinco años. Precedence Research, por su parte, estima que el mercado de IA en la moda, valuado actualmente en tres mil millones de dólares, alcanzará los sesenta mil millones hacia 2034.
La Semana de la Moda de Nueva York deja claro que la IA ya no es un experimento, sino una realidad inevitable y altamente rentable. El reto para los diseñadores será encontrar el equilibrio entre la eficiencia de las máquinas y la sensibilidad del arte humano, un balance que no solo marcará el futuro de las pasarelas, sino también el rumbo económico de una de las industrias más poderosas del mundo.
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