
- Ordenó vender el 15% de Armani en los primeros 18 meses tras su muerte, y hasta 54.9% en un plazo máximo de cinco años.
- Nombró como compradores preferidos a LVMH, L’Oréal y EssilorLuxottica.
- El mercado global del lujo no deja de crecer, según Bain & Company.
Un legado empresarial que no quedará en pausa
Tras décadas defendiendo la independencia de su casa de moda, el diseñador Giorgio Armani dejó instrucciones detalladas sobre cómo deberán actuar sus herederos para asegurar la continuidad del grupo.
El testamento, dado a conocer en medios internacionales este viernes, establece que tras su muerte se venderá un 15% del holding en los primeros 18 meses, seguido de un segundo bloque de entre 30% y 54,9% en un plazo de tres a cinco años.
La operación deberá ser progresiva y ordenada, con el objetivo de garantizar liquidez y estabilidad, evitando ventas apresuradas que puedan afectar el valor de la marca.
Armani no tuvo hijos. El testamento distribuye el control entre su socio de larga data Leo Dell’Orco, varios sobrinos y la Fondazione Giorgio Armani, creada en 2016 para preservar su legado creativo y cultural.
La estructura busca impedir disputas familiares y alinear a todos los herederos bajo un calendario común de venta o eventual cotización bursátil.
Esta decisión marca un cambio para el diseñador, que en vida evitó integrarse a conglomerados y defendió la autonomía de su firma incluso cuando competidores como Versace o Valentino optaron por fusionarse o venderse. Su testamento, sin embargo, asume que el entorno actual del lujo exige mayor escala y capital para competir.
Tres compradores preferidos y una puerta abierta a la bolsa
El documento menciona expresamente a tres compañías como potenciales compradores preferidos: LVMH, L’Oréal y EssilorLuxottica.
Si ninguno de ellos concreta la compra del paquete mayoritario, los herederos podrán considerar otras firmas de estatus equivalente que tengan vínculos comerciales con Armani.
La inclusión de estos nombres no es casual. LVMH, con un portafolio que va de Louis Vuitton a Dior, es el conglomerado de lujo más grande del mundo, dice el Financial Times.
L’Oréal domina el negocio global de la belleza y la cosmética, con capacidad financiera para expandirse al sector de la moda.
EssilorLuxottica, líder en óptica, mantiene una larga relación con Armani en licencias de gafas.
El testamento también contempla una alternativa: si no se logra vender el bloque principal, se autoriza sacar la compañía a bolsa, preferentemente en Italia.
Esto supondría una Oferta Pública Inicial (IPO) que abriría el capital a inversionistas institucionales, pero implicaría nuevos riesgos regulatorios y pérdida parcial de control directo.
Un imperio construido a contracorriente
La firma Armani nació en 1975 y se expandió desde la moda masculina hacia líneas de alta costura, prêt-à-porter, accesorios, cosméticos, hoteles y decoración.
Con ventas estimadas en miles de millones de euros, es una de las últimas grandes casas de lujo aún bajo control de su fundador, algo cada vez más raro en una industria dominada por conglomerados.
La decisión de Armani de prever una venta no sólo responde a la necesidad de continuidad. También reconoce que el sector atraviesa una etapa de concentración: el mercado global del lujo movió alrededor de 1,8 billones de dólares en 2023, según Bain & Company, impulsado por el crecimiento en Asia y el gasto de consumidores jóvenes con alto poder adquisitivo.
Competidores como Gucci, Chanel o Hermès han incrementado sus inversiones en marketing, digitalización y retail de alta gama, elevando el umbral de capital necesario para sostener la competitividad global.
La estructura definida en el testamento de Armani busca justamente asegurar que su empresa no quede rezagada en ese escenario. Al establecer compradores preferidos y un calendario concreto de desinversión, sus herederos evitarán disputas prolongadas que pudieran poner en riesgo la cohesión del grupo y su posicionamiento de marca.
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