-
En EE. UU., el 85 % de universitarios usó IA para tareas; 25 % entregó trabajos completamente generados por IA.
-
En México, según cifras de la UNAM, el 88 % de estudiantes y 83 % de docentes han usado IA generativa en actividades académicas.
-
La colaboración entre gobierno y sector privado es clave para implementar IA en la educación.

La Casa Blanca reunió recientemente a líderes tecnológicos de las marcas más influyentes como Amazon, Google, Microsoft, OpenAI y Anthropic para analizar cómo integrar la inteligencia artificial (IA) en las escuelas de Estados Unidos. La iniciativa incluye incentivos económicos para docentes y estudiantes, cursos gratuitos y certificaciones accesibles, con el objetivo de familiarizar a jóvenes, padres y maestros con las herramientas de IA. Además, busca preparar a los estudiantes para un mundo donde la inteligencia artificial será cada vez más relevante en el trabajo, la investigación y la vida cotidiana.
Este movimiento pone en evidencia un debate global: ¿cómo garantizar que la IA en la educación se use de manera responsable, sin afectar el pensamiento crítico ni fomentar prácticas académicas poco éticas?
El líder de Meta, Mark Zuckerberg, le dice a Trump que su empresa invertirá “al menos 600 mil millones de dólares” en los EE. UU. durante los próximos años. Trump se ve complacido: “Es un montón”. Esto en el Rose Garden de la Casa Blanca. ¿Elon Musk dónde estás? dice que tuvo… pic.twitter.com/i20vrrULdL
— Sandra Romandía Vega (@Sandra_Romandia) September 5, 2025
Para México, la pregunta es aún más urgente. Si bien los estudiantes y docentes mexicanos han empezado a experimentar con la IA de forma orgánica, la falta de infraestructura tecnológica y la desigualdad en el acceso a internet podrían limitar el impacto de cualquier estrategia formal.
Estados Unidos, como suele ocurrir, marca la pauta en tendencias educativas que luego se replican en otros países. Su experiencia puede ofrecer lecciones importantes sobre cómo combinar incentivos económicos, formación docente y regulaciones claras para que la IA se integre de manera efectiva y ética en las aulas. Sin embargo, aún quedan incógnitas sobre si se consultó a los profesores durante el diseño de estas políticas y cómo se medirá el impacto real en el aprendizaje de los estudiantes.
IA en las escuelas
La IA tiene un potencial educativo significativo. Puede personalizar el aprendizaje, adaptando los contenidos al nivel de cada estudiante y facilitando que los docentes identifiquen áreas de oportunidad. También permite automatizar tareas administrativas, liberar tiempo para la enseñanza personalizada y generar contenidos educativos dinámicos que se ajusten a distintos estilos de aprendizaje.
Sin embargo, los riesgos son reales. El uso de IA en tareas académicas puede abrir la puerta a prácticas poco éticas, como entregas totalmente generadas por algoritmos, que comprometen el pensamiento crítico académico. En Estados Unidos, un estudio reportó que el 85 % de los universitarios utilizó herramientas de IA para tareas este año, y un 25 % admitió entregas hechas 100 % por IA. En México, la UNAM reveló que 88 % de los estudiantes y 83 % de los docentes han utilizado IA generativa en actividades académicas, lo que muestra que la adopción ya es una realidad, aunque sin regulación ni lineamientos claros.
El desafío consiste en encontrar el equilibrio de aprovechar la IA para mejorar la educación sin que ésta sustituya la reflexión crítica ni la interacción humana. Para lograrlo, se requieren políticas de regulación claras, formación docente especializada y un marco ético que guíe el uso de estas herramientas. Esto incluye definir qué tipo de tareas pueden apoyarse en IA, cómo evaluar el aprendizaje y qué medidas adoptar para proteger la privacidad y los datos de los estudiantes.
Además, la IA plantea un reto adicional: la brecha digital. Para que todos los estudiantes tengan acceso equitativo, es fundamental garantizar conectividad y dispositivos adecuados en todas las escuelas. Sin estas condiciones, cualquier programa de IA corre el riesgo de profundizar la desigualdad educativa, beneficiando únicamente a quienes ya tienen acceso a la tecnología.
Lecciones para México
La experiencia estadounidense muestra que el éxito en la integración de la IA en la educación depende de la colaboración entre gobierno y sector privado. Empresas como Microsoft, Amazon y OpenAI están invirtiendo en programas de capacitación y certificaciones para estudiantes y docentes, mientras Anthropic desarrolla cursos abiertos que buscan enseñar habilidades de IA de manera accesible. Este enfoque combina incentivos económicos, formación y promoción de competencias digitales, creando un ecosistema propicio para la adopción de la tecnología.
Para México, estas lecciones son valiosas pero requieren adaptación. No basta con replicar modelos; es necesario considerar la infraestructura tecnológica, la preparación docente y la diversidad de contextos educativos. Capacitar a los maestros en el uso pedagógico de la IA es tan importante como enseñar a los estudiantes a utilizarla de manera responsable. Esto también implica diseñar currículos que incluyan educación digital, ética de la IA y ciberseguridad desde etapas tempranas, asegurando que la tecnología complemente la enseñanza en lugar de sustituirla.
Otro punto crítico es la regulación. La IA en la educación no puede implementarse sin marcos legales que definan límites claros y promuevan la transparencia. México debe anticipar posibles riesgos y establecer lineamientos que protejan tanto a docentes como a alumnos, garantizando el uso seguro y ético de estas herramientas. Al mismo tiempo, la política educativa debe ser flexible, permitiendo la innovación sin sofocar la creatividad ni la adopción tecnológica.
Ahora lee:
La estrella que mueve millones: Taylor Swift y el récord publicitario para el Super Bowl LX
Movimiento Ciudadano transforma la comunicación política para centennials con anime al estilo Super Campeones
Apple y su apuesta por promocionar el iPhone 17 con influencers en redes ¿auténticos o creados con IA?