
Con la popularidad de los Labubus, muchos padres buscan una alternativa mĆ”s barata pero podrĆa convertirse en una amenaza mortal para sus hijos. Ahora la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de Estados Unidos (CPSC) lanzó una fuerte advertencia contra las imitaciones conocidas como āLafufusā, tras detectar que representan āun grave riesgo de asfixia y muerteā para los niƱos.
Según la agencia, estas falsificaciones se desmoronan con facilidad, liberando fragmentos que los niños pueden tragar accidentalmente. En algunos casos, los investigadores reportaron que la cabeza del muñeco se desprende por completo con un simple movimiento.
āEstas muƱecas Labubu falsas son peligrosas, ilegales y no tienen cabida en los hogares estadounidensesā, advirtió Peter Feldman, presidente interino de la CPSC.
Cómo reconocer un Labubu original
El fenómeno Labubu, creado por la empresa china Pop Mart, se ha convertido en un objeto de deseo en todo el mundo gracias a su estilo peculiar, ya que es un muƱecos peludos, con dientes puntiagudos y un aspecto inquietante que los hace irresistibles para coleccionistas. Sin embargo, ese mismo Ć©xito ha provocado una avalancha de copias ilegales, entre ellas los peligrosos āLafufusā, que circulan en mercados y plataformas digitales a precios mucho mĆ”s bajos.
Ante esta situación, los expertos recomiendan a los padres y compradores estar muy atentos a los detalles de autenticidad. Una de las caracterĆsticas mĆ”s claras de los Labubus originales es que cuentan con exactamente nueve dientes, mientras que las falsificaciones suelen mostrar un nĆŗmero incorrecto o formas defectuosas.
Otro rasgo distintivo es la pegatina hologrĆ”fica oficial de Pop Mart, incluida en cada pieza legĆtima. AdemĆ”s, en las ediciones mĆ”s recientes, la compaƱĆa incorporó un sello UV en el pie del muƱeco, un elemento casi imposible de replicar para los fabricantes pirata.
En contraste, los falsos āLafufusā suelen delatarse por sus colores demasiado brillantes, acabados poco cuidados y detalles desproporcionados. Aunque a simple vista puedan parecer una opción económica, estos productos no solo carecen de valor de colección, sino que tambiĆ©n implican un riesgo real para la seguridad de los niƱos.
El furor que alimenta al mercado negro
El valor coleccionable de Labubu ha hecho que muchos caigan en la trampa de las falsificaciones. Aunque un muñeco original cuesta alrededor de 40 dólares, los modelos raros se revenden en plataformas como eBay por cientos o incluso miles de dólares.
Este boom disparó la economĆa de Pop Mart, sus acciones se han multiplicado mĆ”s de 200 por ciento en lo que va del aƱo, superando a gigantes como Mattel (creador de Barbie) y Sanrio (Hello Kitty). Solo en su Ćŗltimo reporte, la compaƱĆa registró 636 millones de dólares en ganancias, un crecimiento de 396,5 por ciento frente a 2024.
MĆ”s allĆ” del caso Labubu; la piraterĆa global
El problema de los āLafufusā refleja un fenómeno mĆ”s amplio, la piraterĆa. De acuerdo con la OCDE y la EUIPO, el comercio de bienes falsificados y pirateados equivale al 3.3 por ciento del comercio mundial, es decir, mĆ”s de 500 mil millones de dólares al aƱo.
En MĆ©xico, el IMPI estima pĆ©rdidas superiores a 43 mil millones de pesos anuales por piraterĆa. La ropa, el calzado, los cosmĆ©ticos, los electrónicos y hasta los medicamentos forman parte de esta industria ilegal que no solo daƱa a las empresas formales, sino que tambiĆ©n pone en riesgo la salud y seguridad de los consumidores.
En el sector moda, por ejemplo, la Canaive calcula que 6 de cada 10 prendas vendidas en tianguis y plataformas informales son apócrifas, lo que limita la innovación y afecta directamente a diseñadores y marcas.
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