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De acuerdo con KPMG, se prevé que el mundial en México pueda generar una derrama económica cercana a los 3,000 millones de dólares impulsada por la visita de más de cinco millones de personas.
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En el emblemático Estadio Azteca se están llevando a cabo importantes obras de remodelación.
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En Guadalajara, el estadio está siendo renovado con nuevas instalaciones de iluminación LED.
La celebración del Mundial 2026 en México representa mucho más que un torneo deportivo; es una plataforma de alto impacto económico y turístico que coloca al país en el centro de la atención global. Este evento de talla internacional atraerá a millones de visitantes nacionales e internacionales, lo que generará una demanda significativa en sectores clave como infraestructura, tecnología, turismo, comercio y servicios.
Tras las experiencias y aprendizajes de las recientes ediciones en Catar y Rusia, México tiene ante sí una oportunidad única para maximizar los beneficios económicos y sociales que un evento de esta magnitud puede ofrecer. En este sentido, los recintos deportivos se convierten en piezas estratégicas para fomentar la inversión, la innovación y la creación de empleos, al mismo tiempo que potencian el desarrollo urbano y la modernización de ciudades anfitrionas.
La derrama económica generada no solo impactará directamente en la industria del entretenimiento y la hospitalidad, sino que también estimulará sectores vinculados como el transporte, la gastronomía y el comercio local, creando un efecto multiplicador en la economía nacional.
El impacto económico de ediciones anteriores
Los mundiales de futbol cuentan con un claro historial de generación de significativos impactos económicos. En 2018, en Rusia, el evento generó ingresos de aproximadamente 5,400 millones de dólares mientras que en Catar la cifra aumentó a 7,600 millones de dólares, impulsando el crecimiento de sectores como el de infraestructura y turismo. Esto pone en evidencia el hecho de que un mundial puede ser motor del desarrollo económico y mejorar la marca-país de la sede anfitriona.
En ese contexto, para nuestro país se prevé que el mundial pueda generar una derrama económica cercana a los 3,000 millones de dólares, impulsada por la visita de más de cinco millones de personas. Este flujo beneficiaría, entre otros, a sectores como los de hotelería, restauración y demás vertientes turísticas, estimulando una expansión significativa de la demanda de servicios.
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Además, se espera que la llegada de visitantes se acentúe gracias a la proximidad, tanto geográfica como horaria, con Estados Unidos (EE.UU.) y Canadá, y que, así como sucedió en las ediciones de 1970 y 1986, una multitud de fanáticos de otras latitudes ansíen por replicar las experiencias ya icónicas del pasado.
De la misma manera, otros sectores, orientados hacia el desarrollo de tecnología y soluciones inteligentes, se volverán imprescindibles a la hora de gestionar el evento, según los estándares exigidos por el organismo encargado de regular este deporte, lo que ampliará las oportunidades para firmas especializadas en sistemas de transporte, análisis de datos y seguridad. En el ámbito del consumo, se incrementará la demanda de productos locales y mercancías deportivas, creando un terreno ideal para establecer alianzas en industrias como las de consumo y retail.
La transformación en los estadios mexicanos
Modernizar los estadios deportivos es esencial para garantizar la calidad y rentabilidad del evento deportivo, tal como se exige para un gran acontecimiento de impacto global. En el emblemático Estadio Azteca, por ejemplo, se están llevando a cabo importantes obras de remodelación que, entre otras mejoras, incluyen la ampliación de su capacidad, renovación de áreas deportivas y de prensa, implementación de tecnología avanzada y mejora de infraestructura para comodidad de las y los aficionados.
Por otro lado, en Monterrey, la sede en México de más reciente construcción, único recinto con certificación LEED, se encuentra sometida a trabajos de adecuación para cumplir con los requisitos del mundial, y en Guadalajara, el estadio está siendo renovado con nuevas instalaciones de iluminación LED, sistemas de sonido y conectividad para asegurar la máxima comodidad de los visitantes.
No olvidemos que, en la ya inminente edición, México compartirá la función de anfitrión con EE.UU. y Canadá, dentro de lo que podríamos ver como un evento en la órbita del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Sedes como Dallas, Houston o Los Ángeles presentarán recintos de última generación que ya en la actualidad albergan numerosos espectáculos deportivos y de entretenimiento de talla mundial.
Por lo tanto, esta será una ocasión magnífica para que nuestro país visibilice, ante una audiencia potencial superior a los 5,000 millones de espectadores, su hegemonía mundial como potencia turística, deportiva y cultural, a la par que sus socios comerciales de América del Norte.
El mundial de 2026 ofrece una oportunidad económica única para nuestro país, potenciada por la modernización de espacios deportivos que asegurarán tanto la calidad del evento como un legado que perdure en el tiempo.
En este sentido, las inversiones estratégicas en infraestructura (deportiva y civil) no solo satisfarán la demanda del certamen, sino que también convertirán a México en un destino atractivo para futuros eventos y visitantes, contribuyendo así al desarrollo económico urbano. Con una adecuada planificación y ejecución, este acontecimiento puede contribuir al crecimiento y prosperidad del país.