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Según Statista, China tiene la economía más grande del mundo por PIB (PPA) y la segunda más grande por PIB nominal.
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De acuerdo con la Secretaría de Economía de México, China es el tercer mayor inversionista extranjero en México, con más de 1,000 empresas registradas bajo inversión extranjera directa.
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China tiene una economía única que combina políticas de libre mercado e inversión extranjera directa a gran escala con un fuerte control estatal.
México ha logrado posicionarse como un destino prioritario para la inversión extranjera directa proveniente de China, que actualmente es el tercer mayor inversor extranjero en el país.
Más allá de la manufactura y distribución, China visualiza a México como un centro integral que incluye almacenamiento y servicios posventa, permitiendo así superar las barreras arancelarias impuestas por Estados Unidos. Paralelamente, la inversión se expande hacia sectores estratégicos como las energías renovables, con empresas como LONGi Green Energy y Refaxo que implementan proyectos solares abasteciendo a cientos de miles de hogares en el norte del país, impulsando el desarrollo sustentable y la innovación tecnológica.
Este hecho genera una alerta en Estados Unidos, quien ya ha identificado que México funciona como “puerta trasera” para productos chinos, lo cual podría impactar en la revisión del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) programada para 2026, que podría modificar las condiciones del comercio regional.
Recordemos que recientemente, el Gobierno de México anunció un aumento significativo en el impuesto aplicado a las compras realizadas en línea a través de plataformas como Shein y Temu. A partir del 15 de agosto, el gravamen para productos importados de países sin tratados comerciales vigentes con México, entre ellos China, pasará del 19% actual a un 33.5%.
Esta medida responde a la creciente preocupación por la competencia desleal que generan las importaciones vía comercio electrónico, además de alinearse con el contexto de negociaciones comerciales que México mantiene con Estados Unidos. El aumento busca equilibrar las condiciones del mercado nacional, proteger a los productores locales y asegurar una mayor recaudación fiscal frente al incremento sostenido en el volumen de compras internacionales.
El impuesto elevado se aplicará exclusivamente a bienes adquiridos en línea desde países sin acuerdos comerciales preferenciales, lo que incluye a importantes proveedores globales que han ganado terreno en el mercado mexicano mediante plataformas digitales. Se espera que esta modificación impacte tanto en el comportamiento del consumidor como en las estrategias de importación de las empresas, incentivando una revisión de las cadenas de suministro y fortaleciendo el comercio formal.
Y es que, de acuerdo con datos oficiales de la Secretaría de Economía, hay más de mil empresas chinas que están formalmente registradas en territorio mexicano. Sin embargo, expertos de la Cámara de Comercio y Tecnología México-China estiman que, al considerar oficinas de representación, distribuidores y socios comerciales, la presencia real podría multiplicarse por cinco, reflejando una influencia mucho más amplia y profunda.
Esta relación comercial se manifiesta en eventos destacados como la Feria Internacional de Electrónica y Electrodomésticos de México, donde productos chinos han sobresalido por su gran variedad, innovación tecnológica y precios competitivos, lo que deja en claro que las marcas nacionales mexicanas aún no están plenamente consolidadas.
En suma, México se perfila como un actor clave en la reconfiguración de las cadenas globales de valor, consolidándose como una base estratégica para que China amplíe y diversifique su presencia en América, en un contexto marcado por retos geopolíticos y económicos de gran trascendencia.