Las decisiones de compra se toman con un solo clic, donde la reputación de marca se ha convertido en un activo intangible crucial para el crecimiento, la supervivencia y la rentabilidad de cualquier empresa. Ahora se dio a conocer que este lunes el presidente de Estados Unidos, Donald Trump elogió el polémico anuncio de Sydney Sweeney, lo que hizo disparar las acciones de American Eagle un 25 por ciento.
Más allá de la imagen pública o el posicionamiento en medios, la reputación influye directamente en la confianza del consumidor, la fidelidad del cliente, el valor bursátil y la atracción de talento. Según el RepTrak Company Ranking 2025, las empresas con mejor reputación a nivel global destacan no solo por sus productos, sino por su coherencia ética, transparencia y compromiso con causas sociales y ambientales. Las marcas con una reputación sólida pueden cobrar hasta un 20 por ciento más por sus productos, mientras que las que enfrentan escándalos o malas prácticas pueden ver reducidas sus ventas hasta en un 30 por ciento, según datos de Deloitte.
¿Qué pasó con las acciones de American Eagle?
La reciente campaña publicitaria de American Eagle protagonizada por la actriz Sydney Sweeney, conocida por su papel en “Euphoria” y “The White Lotus”, no solo ha generado un intenso debate cultural en redes sociales, sino que también ha tenido un notable impacto en los mercados bursátiles. Las acciones del minorista de moda juvenil subieron casi un 25 por ciento el lunes pasado, cerrando en 13.32 dólares por acción, luego de que el expresidente Donald Trump expresara públicamente su entusiasmo por el anuncio protagonizado por la actriz.
El respaldo de Trump, emitido en su plataforma Truth Social, se produjo tras revelarse que Sweeney es una votante republicana registrada. “Si Sydney Sweeney está registrada, creo que su anuncio es fantástico”, escribió el expresidente, agregando que los jeans presentados en la campaña “estaban volando de los estantes”. Con este respaldo, American Eagle alcanzó una capitalización de mercado de 2 mil 300 millones de dólares.
La campaña de mezclilla de otoño ha girado en torno a un juego de palabras “Sydney Sweeney tiene jeans geniales” (“cool jeans”), una frase que ha provocado polémica. Mientras algunos sectores del público elogiaron el tono de la campaña, usuarios en redes sociales acusaron al anuncio de apelar a la “mirada masculina” y cuestionaron si este enfoque entraba en conflicto con la imagen progresista de Aerie, la marca hermana de American Eagle, conocida por su activismo en temas de inclusión y positividad corporal.
Además, algunos comentarios sugirieron que el juego de palabras podría tener connotaciones raciales, lo que generó una reacción crítica entre grupos activistas. Sin embargo, esta ola de desaprobación fue seguida por una contraofensiva por parte de figuras como Bill Maher y usuarios conservadores que vieron en las críticas una manifestación más del “wokeismo” excesivo.
En medio del debate, American Eagle emitió una respuesta pública defendiendo su estrategia creativa: “Esta campaña siempre ha girado en torno a los jeans. Sus jeans. Su narrativa. Seguiremos honrando la forma única en que cada uno usa sus jeans AE con confianza”.
Este episodio no solo ilustra cómo la política y la cultura pop pueden entrelazarse en la estrategia de marca, sino también cómo la polarización puede convertirse en una herramienta de marketing. El caso de American Eagle confirma una tendencia creciente: las marcas que se colocan, intencionadamente o no, en el centro del debate público logran atraer atención mediática que puede traducirse en beneficios económicos inmediatos.
En el contexto de un mercado bursátil volátil, una subida de casi 25 por ciento en un solo día representa un éxito notable. Cabe destacar que, en el último año, las acciones de American Eagle han oscilado entre los 9.27 y 22.82 dólares por unidad, lo que refleja el impacto tangible que eventos culturales pueden tener en el desempeño financiero de una marca.
Con esto vemos como en un ecosistema mediático en el que los valores, la moda y la política colisionan constantemente, el caso de American Eagle y Sydney Sweeney demuestra cómo la reputación de marca ya no se define solo por el diseño de sus productos, sino por su capacidad para navegar (y capitalizar) las tensiones del discurso público.
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