Con cada edición de la Copa Mundial de la FIFA, el fútbol no solo se vive en las canchas, también se despliega en una industria paralela que mueve millones de dólares; como el merchandising. Recientemente se dio a conocer la revelación de los pósters de Panini para las sedes de México en el Mundial 2026.
Según datos de la FIFA, durante el Mundial de Rusia 2018, el merchandising generó ingresos por aproximadamente 180 millones de dólares, cifra que se superó en Qatar 2022, donde el crecimiento en comercio electrónico e influencers elevó las ventas a más de 250 millones de dólares. Para el Mundial 2026 que será el primero en disputarse en tres países (México, Estados Unidos y Canadá), se estima que el volumen de negocio supere los 300 millones de dólares, impulsado por la digitalización, la expansión del retail y el fanatismo intergeneracional.
El merchandising del Mundial va más allá del producto; se trata de una estrategia emocional. Las marcas utilizan estos artículos para conectar con el público desde la nostalgia, la identidad nacional o la experiencia compartida. La camiseta oficial de una selección no solo es una prenda, es un símbolo de pertenencia. El álbum de estampas no es solo un pasatiempo, es un ritual que une generaciones.
Los pósters de Panini para las sedes de México en el Mundial 2026
En los preparativos para la Copa Mundial de la FIFA 2026, un video en TikTok ha captado la atención de miles de fanáticos del fútbol y del coleccionismo. La cuenta @coleccionfut compartió una grabación que se ha vuelto viral en la que se revelan los nuevos pósters oficiales de Panini para las tres ciudades sede del torneo en México; Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey.
Los diseños, descritos como “muy lindos” por la creadora de contenido, destacan por su colorido vibrante y su capacidad para capturar la esencia cultural de cada ciudad. En el caso de Guadalajara, el arte remite a su identidad mariachi; en Monterrey, a sus paisajes montañosos y su tradición industrial; y en la Ciudad de México, a los íconos históricos y arquitectónicos que han definido su lugar en el imaginario mundialista. Cada póster, completamente oficial y autorizado, ya se encuentra a la venta por 450 pesos mexicanos, desatando el interés de coleccionistas y aficionados por igual.
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Este fenómeno es mucho más que una simple venta de afiches. Es un ejemplo claro del impacto que tiene el merchandising deportivo, especialmente cuando se trata del evento más visto del planeta. Según datos de FIFA, más de 5 mil millones de personas participaron de alguna forma en el Mundial de 2022, y se espera que esta cifra aumente considerablemente en 2026, considerando que será la primera edición con 48 selecciones y múltiples sedes repartidas entre México, Estados Unidos y Canadá.
Para marcas como Panini, este tipo de lanzamientos son piezas clave en su estrategia de marketing. La compañía italiana, famosa por sus álbumes de estampas, ha encontrado en el Mundial un terreno fértil para expandir su portafolio con productos de alto valor emocional y de colección. Y es precisamente ese componente emocional el que mueve al consumidor no se trata solo de adquirir un póster, sino de poseer un fragmento simbólico del evento deportivo más importante del planeta.
El consumo ligado al Mundial tiene también implicaciones económicas relevantes. De acuerdo con Statista, el gasto global en productos oficiales durante la Copa de 2018 ascendió a más de 2 mil millones de dólares. Con la creciente viralización de productos en redes sociales y el auge del comercio electrónico, se estima que esta cifra se superará ampliamente en 2026. México, con tres sedes oficiales, tiene una participación destacada tanto en lo deportivo como en lo comercial, lo que incrementa el valor de cualquier artículo vinculado al torneo.
Los pósters de Panini, por lo tanto, no son solo piezas decorativas, ya que representan el cruce perfecto entre cultura local, estrategia de marca y el negocio del fútbol. Cada cuatro años, el Mundial se convierte en un fenómeno económico global, donde la nostalgia, la identidad y la pasión se convierten en activos de alto valor para las marcas.
En un mundo hiperconectado y visual, donde TikTok se convierte en plataforma de descubrimiento y consumo, productos como estos se transforman en virales con una velocidad asombrosa. Así, el merchandising mundialista no solo capitaliza la emoción del presente, sino que construye memorias tangibles que trascienden el silbatazo final. Porque, como bien lo saben los aficionados, el Mundial se vive dentro y fuera de la cancha.
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