La automotriz japonesa Nissan anunció el cierre progresivo de dos plantas en México como parte de su plan de reestructuración global Re:Nissan. La decisión ha encendido las alarmas en la industria automotriz nacional y en los estados afectados: Morelos y Aguascalientes. ¿Qué significa esto para el país, los trabajadores y la economía?
El fin de una era: Nissan Civac
El complejo de Civac, ubicado en Jiutepec, Morelos, dejará de operar en marzo de 2027. Fundada en 1966, fue la primera planta de Nissan fuera de Japón y un emblema de la expansión de la marca en América Latina. Allí se fabricaron modelos icónicos como el Tsuru, Sentra, Terrano, NV200 y recientemente la pick-up Frontier.
En sus mejores años, Civac llegó a producir hasta 160,000 vehículos anuales, pero en 2024 su producción cayó a la mitad, apenas 80,000 unidades, reflejo de la pérdida de competitividad tecnológica y la necesidad de consolidar operaciones. La producción de la Frontier/Navara se mudará a otra planta en Aguascalientes, en un intento de optimizar recursos.
Adiós a la apuesta premium: el caso Compas
La segunda planta que cerrará es Compas, en Aguascalientes, una joint venture con Mercedes-Benz que comenzó operaciones entre 2015 y 2017 con una inversión de más de mil millones de dólares. Su cierre será más inmediato: finales de 2025 para Infiniti y primer trimestre de 2026 para Mercedes-Benz.
Compas fue diseñada para producir modelos premium como el Infiniti QX50, QX55 y el Mercedes-Benz GLB, pero enfrentó obstáculos serios: aranceles del 25 % a exportaciones hacia EE.UU. y una caída global en la demanda de autos de lujo. En 2024, la producción cayó más del 40 % comparado con el año anterior, operando solo al 65 % de su capacidad.
¿Cuáles son las consecuencias de este movimiento de Nissan?
El cierre de estas dos plantas no implica la salida de Nissan de México, pero sí representa una sacudida importante en la industria automotriz nacional. Miles de empleos directos e indirectos están en juego, especialmente en Morelos, una región que históricamente ha dependido de la planta Civac como uno de sus pilares económicos.
Aunque Nissan ha reafirmado su compromiso con México como plataforma de exportación estratégica, la compañía también busca reducir su red global de plantas de 17 a solo 10. Este movimiento busca aliviar las pérdidas económicas acumuladas —más de 4,400 millones de dólares solo en el ciclo fiscal 2024–2025— y responder a la transformación del mercado automotriz.
¿Y si llega la electrificación?
No todo está perdido. Nissan ha dejado abierta la posibilidad de reconvertir la planta Compas para fabricar vehículos eléctricos bajo su estrategia Ambition 2030, que proyecta que el 40 % de sus ventas sean de modelos cero emisiones para el fin de la década. Sin embargo, esta reconversión aún no es oficial.
El desafío mexicano de Nissan
México es uno de los cuatro principales exportadores de autos del mundo, y Nissan ha sido históricamente una de las marcas líderes en producción. La pérdida de dos plantas puede afectar esa posición, al menos temporalmente. Las autoridades federales y estatales tendrán que reaccionar rápidamente para amortiguar el impacto en el empleo y explorar alternativas para atraer nuevas inversiones, especialmente en la industria de autos eléctricos.
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