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Las previsiones apuntan a un crecimiento continuo en el mercado gaming para los próximos años hasta situarse por encima de los 360.000 millones en 2027, refieren datos de Statista.
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En 2022, la piratería de software representó pérdidas de más de 46 mil millones de dólares a nivel mundial, de acuerdo con datos de BSA Global.
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Algunas plataformas sociales tienen políticas para remover contenido que promueva software pirata, pero la responsabilidad también recae en los creadores.
Hoy en día, mostrar realizar uboxings o y gadgets en plataformas como YouTube es una práctica común entre los amantes de la tecnología, los videojuegos y prácticamente cualquier categoría. Sin embargo, lo que para muchos es una simple reseña o una demostración detallada, puede convertirse en un problema legal, especialmente en países con leyes estrictas sobre propiedad intelectual.
Este es el caso de un youtuber italiano conocido como Once Were Nerd, quien tras exhibir varias consolas portátiles que incluyen juegos estilo retro, se ha visto envuelto en una investigación por presunta promoción de contenido protegido por derechos de autor. De acuerdo con la legislación italiana, específicamente el artículo 171-ter de la Ley de Derechos de Autor, está prohibida la distribución y promoción de material pirateado, lo que al parecer llevó a las autoridades a incautar más de 30 consolas y su celular en donde supuestamente se encontraron comunicaciones con fabricantes de estos dispositivos.
Aunque el creador de contenido sostiene que sus videos son solo reseñas sin fines comerciales ni patrocinio, esta situación plantea un debate sobre los límites legales que enfrentan quienes crean contenido relacionado con la tecnología y los videojuegos. ¿Dónde termina la pasión y comienza la promoción ilegal? Este caso abre la puerta a reflexionar sobre la delgada línea entre informar y vulnerar derechos, en un momento donde compartir parece algo cada vez más común, pero también más vigilado.
Y es que, las leyes de derechos de autor buscan proteger a los creadores y propietarios originales de obras, incluyendo software, música, películas y videojuegos, estableciendo límites claros sobre la reproducción, distribución y promoción de material protegido. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) señala que la piratería digital, la copia o distribución no autorizada de contenido protegido representa pérdidas anuales millonarias para la industria creativa a nivel global. Según un informe de la Business Software Alliance (BSA) de 2022, la tasa global de piratería de software fue del 37%, lo que equivale a más de 46 mil millones de dólares en pérdidas.
En el caso específico de los videojuegos, la situación es compleja debido a la proliferación de dispositivos emuladores, que permiten ejecutar juegos de consolas clásicas mediante archivos ROM. Aunque el uso de emuladores en sí mismo no es ilegal, la descarga, distribución y promoción de ROMs sin licencia sí viola derechos de autor y puede acarrear sanciones legales en muchos países. Por ejemplo, en la Unión Europea y Estados Unidos, la legislación contempla multas e incluso penas de prisión para quienes distribuyan software pirateado.
En cuanto a la exposición de estos dispositivos en redes sociales, algunos países han comenzado a regular no solo la venta y distribución, sino también la promoción en línea, considerando que la visibilidad en plataformas digitales puede incentivar la piratería.
Esta situación genera un reto para creadores y consumidores digitales, quienes deben navegar entre la pasión por compartir sus intereses y el respeto a la propiedad intelectual. A medida que el contenido digital gana más alcance, se espera que la regulación y vigilancia en torno a estas prácticas continúen aumentando, lo que implica una necesidad de mayor educación y conciencia sobre los derechos y responsabilidades en el entorno digital.
Un ejemplo similar que no podemos dejar pasar es el de Nintendo, que está redoblando sus esfuerzos para mantener al margen la piratería, y su nueva consola, la Switch 2, ya está en el centro de una polémica que ha encendido alarmas entre usuarios y autoridades. Desde su lanzamiento, la compañía japonesa ha comenzado a aplicar bloqueos permanentes a consolas que, según sus sistemas de seguridad, habrían utilizado cartuchos no oficiales o accesorios que facilitan el uso indebido de software, así como las memorias flash no autorizadas.
De hecho, un comprador en Estados Unidos compartió su experiencia al adquirir una consola en Walmart que había sido devuelta por una persona, por lo que, al configurarla por primera vez, arrojó el error 2124-4508, sin posibilidad de revertir la sanción. Y es que el jugador compró algo de segunda mano y nunca cometió ninguna violación de piratería.
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