El té, como segunda bebida más consumida en el mundo, continúa consolidando su lugar en la vida diaria de millones de personas. De acuerdo con un estudio reciente de Statista Consumer Insights, realizado entre enero de 2024 y marzo de 2025, se revela una interesante variedad en los hábitos de consumo de té a nivel global que va más allá de los simples números.
Lo primero que destaca es el liderazgo de Turquía, donde un asombroso 84% de los encuestados reconocen tomar té regularmente. Este dato pone en evidencia cómo, en ciertos países, el té no solo es una bebida, sino un pilar cultural que atraviesa generaciones. En Turquía, el té se consume varias veces al día y forma parte de la interacción social cotidiana, desde las reuniones familiares hasta los encuentros informales en cafeterías.
Por otro lado, Marruecos, con un 77% de consumidores habituales, refleja cómo la tradición y el comercio internacional moldean el consumo. Siendo uno de los principales importadores de té, especialmente verde, Marruecos ha desarrollado una cultura propia donde el té con menta se transforma en un símbolo de hospitalidad y unión social, servido con un ritual propio que refuerza su importancia.
En Latinoamérica, Chile destaca con un 70%, posicionándose como un país donde el consumo de té está profundamente integrado en la rutina diaria, a pesar de la fuerte presencia cultural del café en la región. Este dato revela una apertura hacia infusiones diversas y un creciente interés por opciones más saludables y variadas.
Sorprendentemente, el Reino Unido, históricamente sinónimo de la cultura del té, presenta un consumo habitual del 59%, indicando que aunque la tradición sigue vigente, los patrones de consumo se están transformando, posiblemente debido a la influencia de nuevas generaciones y el auge de otras bebidas.
No obstante, México también toma en cuenta esta bebida con un 49 % de consumidores que lo confirmaron.
España, con aproximadamente un tercio de la población como consumidores frecuentes, se encuentra en una posición más baja dentro de la encuesta. Esto puede interpretarse como una oportunidad para la expansión del mercado del té, especialmente en un contexto donde las tendencias de bienestar y productos naturales están ganando terreno.
En conjunto, los datos de Statista evidencian que el consumo de té está fuertemente influenciado por factores culturales, económicos y sociales. Mientras algunos países mantienen el té como una tradición sólida, otros muestran un panorama de cambio y adaptación, lo que abre un espacio interesante para la innovación y la diversificación dentro de este mercado global.
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