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McKinsey estima que la IA automatizará hasta el 30% de las tareas de desarrollo de software antes de 2030.
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Según Gartner, para 2026 el 80% del diseño digital incluirá herramientas de IA.
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La IA está automatizando tareas complejas como el diseño de interfaces, escritura de código y prototipado.
Diseñar una app ya no tiene que ser un proceso largo, técnico o exclusivo para expertos. Con Stitch, la nueva inteligencia artificial presentada por Google, el desarrollo de interfaces entra en una etapa completamente nueva en la que basta con tener una idea clara para verla convertida en una aplicación funcional.
Stitch no es solo una herramienta; es una invitación a repensar cómo colaboran diseñadores, programadores y creadores de contenido. Gracias a su capacidad para interpretar tanto texto como imágenes alimentada por el potente modelo Gemini 2.5 Pro esta IA elimina los obstáculos tradicionales entre la visión creativa y su ejecución técnica. ¿Tienes un boceto? ¿Una descripción vaga pero con potencial? Stitch lo transforma en una interfaz visual lista para usarse y probarse.
Uno de sus grandes diferenciales es que no se trata de simples maquetas. La herramienta permite exportar directamente código frontend limpio, compatible con sistemas reales, lo que agiliza la integración en cualquier proyecto. Además, puede conectarse con Figma, lo que favorece la colaboración instantánea y multiplica las posibilidades para ajustar, iterar y probar nuevas ideas.
Con funciones como chat interactivo, selección de temas y generación de variantes de diseño, Stitch pone el poder creativo al alcance de todos. Y lo mejor: no necesitas ser experto en código para usarla.
Más que automatizar tareas, Google parece estar apostando por democratizar el desarrollo digital, impulsando una era donde las ideas fluyen sin barreras técnicas.
Y es que, lo que antes requería equipos multidisciplinarios, semanas de trabajo y conocimientos técnicos avanzados, hoy empieza a resolverse en minutos gracias a plataformas impulsadas por IA generativa. Esta tendencia no solo apunta a mejorar la eficiencia en los flujos de trabajo, sino a democratizar el acceso al desarrollo digital, permitiendo que cualquier persona con o sin experiencia técnica pueda diseñar y construir interfaces funcionales.
Según un informe de McKinsey & Company, las herramientas de inteligencia artificial generativa podrían automatizar hasta el 30% de las tareas relacionadas con el desarrollo de software para 2030, lo que incluye generación de código, pruebas, documentación y diseño de interfaces. Por su parte, Gartner estima que, para 2026, el 80% del diseño de productos digitales incluirá algún grado de asistencia por IA, especialmente en las primeras fases del diseño y prototipado.
Además, la adopción de herramientas sin código o low-code también ha ido en aumento. Un estudio de Forrester proyecta que el mercado de plataformas low-code crecerá a una tasa del 26% anual, alcanzando más de 65 mil millones de dólares para 2027. Esto evidencia el interés creciente por soluciones que reduzcan la complejidad técnica y acerquen la creación de software a perfiles no especializados.
En este contexto, herramientas como las que está desarrollando Google y otras empresas como OpenAI, Microsoft, Adobe o Replit marcan un cambio profundo en la industria: ya no se trata solo de programar más rápido, sino de permitir que más personas puedan imaginar y construir productos digitales desde cero.
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