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Según Deloitte, el 63% de los consumidores jóvenes valoran las experiencias únicas por encima de las promociones.
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Las campañas con componentes visuales curiosos o absurdos tienen hasta un 40% más de interacción en redes sociales, refiere HubSpot.
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Más allá del producto, estas acciones cuentan una historia que refuerza la personalidad de la marca y fortalece su vínculo con la audiencia.
KFC no deja de innovar y esta vez lleva su emblemática salsa a un terreno inesperado: el mundo de los postres. La cadena de comida rápida, famosa por su pollo crujiente y su salsa característica, ha unido fuerzas con Hackney Gelato, una reconocida heladería italiana, para crear un helado único que fusiona varios sabores.
Este helado especial, bautizado como “Gravy“, ofrece una textura cremosa con un sabor que destaca por un toque ligeramente picante y las notas distintivas de la salsa original de KFC, incluyendo un leve aroma a pollo que promete una experiencia gastronómica diferente y atrevida.
Lanzado exclusivamente en Italia a partir del 15 de mayo, el postre tiene un precio de 5,50 libras esterlinas. Además, cada compra contribuye a una buena causa, ya que se presume que los fondos recaudados se destinan a la KFC Youth Foundation, que apoya proyectos para jóvenes en comunidades del Reino Unido. La aceptación ha sido tan rápida que en algunos puntos de venta ya se reporta agotamiento.
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Otro detalle que suma a la experiencia es el diseño del envase, que combina los colores clásicos de KFC con un toque dorado en la tapa, reflejando la colaboración con Hackney Gelato. En el packaging se pueden ver claramente ambos logotipos junto al nombre del helado, reforzando la unión entre ambas marcas.
Con esta propuesta, KFC no solo sorprende a sus seguidores con un producto innovador, sino que también muestra cómo la creatividad puede transformar sabores tradicionales en experiencias completamente nuevas.
En un panorama publicitario cada vez más saturado, las marcas están apostando por estrategias no tradicionales que logren destacarse en medio del ruido digital. Una de estas tácticas es el uso de marketing sensorial y experiencial, en el que se crean productos efímeros, curiosos o incluso comestibles que van más allá de lo funcional, generando conversación, sorpresa y viralidad.
Este enfoque se enmarca dentro del marketing disruptivo, una tendencia que busca romper con las formas tradicionales de comunicación comercial. Según un estudio de Deloitte, el 63% de los consumidores de la Generación Z valora más las marcas que les ofrecen experiencias únicas o inesperadas, por encima de los beneficios materiales o los descuentos.
El uso de productos comestibles con funciones inesperadas, como velas, jabones o incluso artículos de papelería, no es nuevo, pero ha ganado fuerza gracias a las redes sociales, donde el factor “instagrammeable” o viral puede disparar el alcance orgánico de una campaña. De hecho, según HubSpot, el contenido inusual o sorpresivo genera hasta un 40% más de interacciones en plataformas como Instagram y TikTok que las publicaciones convencionales.
Este tipo de acciones también se alinean con el brand storytelling: al contar una historia detrás de un producto singular, se crea una narrativa emocional o humorística que conecta con el consumidor a un nivel más profundo. Además, al tratarse de ediciones limitadas o piezas coleccionables, se activan mecanismos de escasez y deseo que incentivan la participación y el engagement.
Es así que, el marketing actual no solo vende productos, sino también experiencias que se puedan compartir, contar y recordar, generando también así una gran lealtad hacia la marca.
Un caso similar por su ingenio es el de Papa John’s, que decidió dejar atrás los típicos descuentos o promociones para celebrar sus 9 años en España con una propuesta difícil de ignorar, se trata de una vela comestible con aroma y sabor a su clásica salsa de ajo con mantequilla.
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