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El segmento de consumidores adultos que compran productos con personajes para coleccionismo o moda creció un 12% en 2023, según datos de NPD Group en su informe sobre consumo de productos licenciados.
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Sanrio es una marca multitarget considerada una de las más influyentes.
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El 72% de los consumidores de la Generación Z y Millennials declara que está dispuesto a pagar más por productos de edición limitada o con colaboraciones especiales, según un estudio de Deloitte.

Hello Kitty sigue siendo un imán irresistible para las marcas, y ahora 7-Eleven Singapur lo confirma con una nueva serie de lanzamientos que han despertado furor en redes sociales. Entre ellos destaca un cono de helado rosa con salsa y hojuelas de frambuesa, desarrollado en colaboración con Magnolia, así como una línea de galletas temáticas de Sanrio que incluyen diseños coleccionables. Aunque por ahora estas ediciones solo están disponibles en el mercado singapurense, su impacto abre la conversación sobre el poder de las licencias con personajes icónicos y la forma en que transforman el consumo cotidiano en experiencias cargadas de nostalgia y deseo.
El Hello Kitty Milk Ice Cream Cone with Raspberry Sauce no es un simple postre. Su atractivo destaca tanto en lo visual como en lo emocional: un cono rosa que apela directamente a la estética kawaii y al imaginario de Sanrio. Este producto convierte un gesto tan cotidiano como comprar un helado en un ritual de conexión con un ícono global. El atractivo del color, la presentación y la asociación con un personaje entrañable generan un valor agregado que va más allá del sabor.
En un entorno donde los consumidores buscan experiencias, no solo productos, esta estrategia coloca a 7-Eleven en una posición privilegiada. El helado deja de ser solo un antojo y se convierte en parte de una narrativa más amplia: coleccionar momentos asociados a la marca Hello Kitty, la cual es cada vez más apreciada.
La apuesta no se queda en el helado. A la par, 7-Eleven Singapur presentó las Ribbon Charm Biscuit, una colección de galletas con diseños de personajes Sanrio, desde My Melody hasta Cinnamoroll. Estos productos no solo ofrecen un snack, sino también un elemento coleccionable, en línea con la tendencia de convertir los alimentos en artículos de edición especial que despiertan la emoción de los fanáticos y la viralidad en redes sociales.
En un contexto donde el consumo está cada vez más influenciado por lo “instagrameable”, las galletas funcionan como pequeños objetos kawaii que son tan atractivos para fotografiar como para comer. Este cruce entre gastronomía y cultura pop refuerza la estrategia de 7-Eleven: transformar cada visita a la tienda en un evento que combina indulgencia, nostalgia y exclusividad.
El poder del licenciamiento en retail
Sanrio ha demostrado que Hello Kitty y sus personajes pueden adaptarse a cualquier categoría: desde maquillaje y moda, hasta tecnología y comida. Esta versatilidad es lo que convierte a sus licencias en un activo sumamente atractivo para las marcas. Para 7-Eleven, que compite en un mercado saturado de conveniencia, apostar por un personaje de culto le permite diferenciarse, generar conversación y fidelizar a consumidores que no necesariamente buscan solo precio o practicidad, sino también experiencias con valor simbólico.
Aunque no hay confirmación de que esta edición cruce fronteras, la estrategia de 7-Eleven confirma que el licenciamiento con personajes kawaii seguirá siendo una de las armas más poderosas en el marketing minorista.
Un fenómeno que va más allá del producto
La fuerza de Hello Kitty en el mercado no se explica solo por su estética. Su neutralidad un personaje que no habla, sin edad definida y con un diseño simple permite que cada persona proyecte en ella sus propias emociones e historias. Esta capacidad de adaptación la ha mantenido vigente por más de cinco décadas, y sigue siendo un puente entre generaciones: padres que crecieron con Hello Kitty y ahora transmiten esa fascinación a sus hijos.
En el caso de 7-Eleven, los lanzamientos en Singapur son un ejemplo de cómo un simple helado o unas galletas pueden transformarse en tendencia gracias a la fuerza de un personaje. No es solo un producto nuevo, sino una estrategia emocional que se apoya en el valor cultural de Hello Kitty.
Y es que, según Brand Finance, el mercado global de licencias de personajes y entretenimiento alcanzó un valor de 320 mil millones de dólares, con un crecimiento sostenido en categorías como alimentos, moda y artículos de estilo de vida. Esto se debe a que los consumidores no solo compran un producto, sino la carga emocional y cultural asociada al personaje.
Un caso similar de cobranding es el de Sheglam en colaboración con las chicas superpoderosas.
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