Con base en cifras de un reporte realizado por Hootsuite y WeAreSocial, las redes sociales han penetrado en el 50 por ciento de la población mundial.

Cada vez hay más usuarios de redes sociales; sin embargo, con ellas ha llegado la adicción a atenderlas, lo que ha derivado en trastornos físicos y psicológicos que cualquiera de sus usuarios puede padecer.

Uno de ellos es la hipersensibilidad electromagnética, un trastorno con base neurológica que sufren determinadas personas que reaccionan ante las radiaciones electromagnéticas no ionizantes como las que emiten los teléfonos móviles o las antenas de telefonía, luego de tantas horas de estar conectado en una red social.

Además, existe el síndrome de la llamada imaginaria, se desencadena cuando el cerebro hace imaginar que se escucha el tono de una llamada, aunque también aplica con un mensaje inbox.

Dismorfia de Snapchat. Consiste en recibir solicitudes de pacientes para ser intervenidos quirúrgicamente y parecerse a las selfies que ellos mismos se toman y a las cuales les son aplicados diversos filtros para mejorar su imagen.

Apnea del Whatsapp es la que sufren aquellos que checan esta app de manera compulsiva en busca de mensajes.

Existe la depresión de Facebook. Afecta a aquellos que visualizan perfiles de otros usuarios como medio para reducir su tristeza al recordar momentos felices del pasado.

Nomofobia. Se denomina así a la ansiedad y el miedo irracional ante la posibilidad de perder el móvil o salir de casa sin él, ya que no se puede estar conectado con el mundo por medio de redes sociales.