
El combate al consumo a los refrescos se mantiene como una de las prioridades del gobierno federal, que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum. Durante la conferencia mañanera del 2 de septiembre, el secretario de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, mostró una serie de datos sobre el daño físico y mental que causa el consumo de bebidas azucaradas.
El funcionario presentó una serie de datos a partir de los cuales, la Secretaría de Salud busca visibilizar los efectos negativos que estas bebidas tienen, sobre todo en la población infantil y juvenil. Esta intervención se suma a la estrategia de salud pública impulsada por la administración de Sheinbaum, que ha hecho de la lucha contra la obesidad y el consumo excesivo de productos como Coca Cola y Pepsi una prioridad nacional.
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¿Por qué el gobierno federal considera urgente reducir el consumo de refrescos?
Desde el inicio de su participación, el secretario de Salud enfatizó la importancia de limitar estas bebidas como política de salud pública. “Yo mencioné hace un par de semanas bebidas azucaradas y estamos convencidos de que tenemos que disminuir las bebidas azucaradas para poder alcanzar precisamente un mejor sistema de salud.”
David Kershenobich señaló que más allá del componente biológico, el problema del consumo de refrescos se ha convertido en una práctica socialmente aceptada y hasta promovida en el entorno familiar. Desde edades muy tempranas, los menores replican las costumbres de los adultos en el hogar, lo que multiplica el riesgo de padecer enfermedades crónicas, como la diabetes e hipertensión.
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¿Qué impacto tienen los refrescos en niños y adolescentes, según el secretario de Salud?
Uno de los puntos más alarmantes de la exposición del secretario fue el impacto del consumo de refrescos en la infancia: “Los niños menores de 2 años tienen casi dos veces más probabilidades de consumir bebidas azucaradas si los adultos de su hogar lo hacen regularmente. Y cuando los adultos del hogar consumen bebidas azucaradas, los adolescentes dentro de ese hogar tienen cerca de nueve veces más posibilidades de consumirlas.”
Kershenobich alertó que el problema es estructural y hasta cultural, pues las prácticas familiares normalizan el consumo de bebidas como Coca Cola y Pepsi desde la infancia. “Si te portas bien, te compro un refresco”, mencionó como una de las frases que emplean los adultos con los menores, lo que convierte a estas bebidas en un incentivo y refuerza su consumo desde edades muy tempranas.
Además, señaló que las presentaciones grandes, de dos litros o más, son especialmente peligrosas porque refuerzan la percepción de que beber refresco es parte del día a día.
El secretario denunció también que las bebidas endulzadas industrializadas han desplazado poco a poco las bebidas tradicionales como las aguas frescas: “La llegada y masificación de refrescos y bebidas endulzadas industrializadas ha desplazado las bebidas tradicionales como son las aguas frescas. Se prioriza la conveniencia y disponibilidad de productos comerciales y la publicidad asocia estos productos con modernidad, éxito y estatus social desplazando lo tradicional.”
¿Qué efectos psicológicos y emocionales provocan los refrescos?
Más allá de los efectos metabólicos, Kershenobich enfatizó los impactos de las bebidas azucaradas en el estado de ánimo y el funcionamiento cerebral. “El consumo de bebidas azucaradas impacta en el estado de ánimo. Hay picos y caídas de glucosa que provocan primero subida rápida de azúcar, energía y ánimo momentáneo. Sin embargo, después viene una caída posterior, fatiga, irritabilidad y antojo de otro tipo de alimentos”, señaló el funcionario.
El secretario explicó que quienes consumen más de cuatro refrescos al día tienen entre 30% y 40% más riesgo de ansiedad y depresión. Además, comparó los efectos del azúcar con sustancias adictivas: “El azúcar altera el cerebro, activa una serie de químicos en el cerebro que tienen que ver con el placer […] tiene un efecto similar al de drogas como el cigarro o el alcohol que incitan al consumo repetido.”
¿Cuál es la dimensión del problema de obesidad en México?
El consumo de refrescos está relacionado directamente con los altos índices de sobrepeso y obesidad en el país. El secretario recordó una cifra al respecto: “En el 2021 se registraron 118 000 muertes atribuibles a un índice de masa corporal elevado, es decir, a sobrepeso. Esto representa 10.6% del total de muertes en México y la pérdida de 4.2 millones de años de vida.”
Se trata de un problema de salud pública de enorme impacto social y económico. El secretario describió el ciclo de vida de una persona con obesidad como una trayectoria que inicia sin síntomas, pero que termina marcada por enfermedades crónicas y muerte prematura.