
La reunión entre Donald Trump y Vladímir Putin, programada para este viernes en Alaska, ha despertado expectación internacional. Más allá del encuentro en sí, analistas y diplomáticos intentan descifrar qué busca realmente el presidente ruso de esta reunión, marcada por un contexto de guerra en Ucrania, sanciones económicas y las tensiones geopolíticas entre ambos países.
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¿Por qué la reunión entre Trump y Putin se celebra en Alaska?
El Kremlin confirmó que la cita tendrá lugar en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, en Anchorage, la ciudad más poblada del estado y antigua colonia rusa hasta el siglo XIX. Según Yuri Ushakov, asesor de Putin, el programa contempla una conversación cara a cara al mediodía hora local, seguida de un almuerzo de trabajo y negociaciones entre delegaciones. El equipo ruso incluirá a figuras clave como Serguéi Lavrov (Asuntos Exteriores), Andréi Belúsov (Defensa) y Antón Siluánov (Economía). La delegación estadounidense aún no ha sido revelada.
Para el Kremlin, la elección del lugar tiene un componente simbólico: se encuentra “cerca de las tumbas de los pilotos soviéticos en Alaska”, un guiño histórico sobre los lazos de Moscú con la región.
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¿Cuál es la agenda oficial y la real de Putin?
El tema oficial de la reunión entre Trump y Putin será la guerra en Ucrania, aunque también se hablará de cooperación económica y seguridad mundial. Sin embargo, fuentes ucranianas citadas por The New York Times alertan de que Putin podría presentar materiales pseudohistóricos, incluidos mapas, para convencer a Trump de que Ucrania es un Estado artificial. Esta línea argumental ha sido utilizada por Moscú para justificar su invasión.
Más allá de los temas anunciados, expertos sugieren que Putin busca algo más amplio: afianzar su papel como interlocutor ante Estados Unidos, romper su aislamiento diplomático y explorar acuerdos estratégicos que trasciendan la guerra, como la cooperación en el Ártico o entendimientos económicos que debiliten las sanciones occidentales.
¿Qué quiere Putin de esta cumbre?
Putin podría estar usando la reunión como táctica dilatoria y como un intento de reposicionar a Rusia como potencia global. Su visión recuerda a la de las potencias en la posguerra: establecer “esferas de influencia” sin injerencias externas. Entre sus demandas probables se encuentran:
- Reconocimiento del este de Ucrania como territorio ruso.
- Garantía de que Ucrania no se una a la OTAN.
- Bloqueo a la expansión de la Alianza hacia ex repúblicas soviéticas.
- Limitación del tamaño del ejército ucraniano.
- Un gobierno en Kiev más alineado con Moscú.
Estas condiciones ya han sido planteadas en rondas anteriores de negociaciones, como las celebradas en Estambul, y no han sido aceptadas por Ucrania ni sus aliados.
¿Qué está en juego para Trump?
Desde la campaña electoral, Donald Trump expresó su deseo por terminar el conflicto. El presidente, que se define como un “negociador supremo”, incluso aspira a un Premio Nobel por su trabajo como mediador.
En un principio, Trump se mostró crítico con el envío de ayuda militar a Kiev y adoptó un discurso más conciliador hacia Moscú. Pero, tras el aumento de los ataques rusos contra la población civil, autorizó un mayor suministro de armamento a Ucrania y condenó los bombardeos calificándolos de “vergonzosos” y “repugnantes”.
Trump ha advertido que “habrá consecuencias muy graves” para Rusia si Putin no detiene la ofensiva tras el encuentro previsto. Aunque ha amenazado con imponer sanciones más contundentes, Moscú ha logrado resistir medidas previas gracias a la fortaleza de sus exportaciones energéticas.
El comercio directo entre Estados Unidos y Rusia es reducido, y hasta ahora Washington no ha impuesto aranceles tan elevados a los productos rusos como sí ha hecho con otros socios comerciales.
¿Cómo reacciona Ucrania ante esta reunión?
Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, ha advertido que cualquier acuerdo que lo excluya “nacería muerto”. En una reciente llamada con Trump y líderes europeos, se establecieron cinco principios clave, entre ellos:
- Mantener a Ucrania en las negociaciones posteriores.
- Rechazar discusiones sobre intercambio territorial antes de un alto el fuego.
- Garantías de seguridad postguerra, incluido el derecho potencial de unirse a la OTAN.
- Incrementar la presión económica sobre Rusia si no hay avances.
Pese al enorme costo humano y material, la mayoría de ucranianos rechaza las concesiones que exige el Kremlin.
¿Qué podría significar esta cumbre para el equilibrio global?
La reunión de Anchorage podría no producir acuerdos concretos, pero sí alterar el tablero diplomático. Para Putin, el simple hecho de sentarse frente a un presidente estadounidense después de años de aislamiento es una victoria simbólica. Para Trump, es una oportunidad de reforzar su imagen de mediador global, aunque corre el riesgo de ser percibido como un presidente que cede terreno ante Moscú.