Durante las primeras horas de este sábado el término Dragon Ball se ubicó dentro de las primeras tendencias en redes sociales luego de que se diera a conocer que la popular caricatura de la década de los años 90 fue cancelada por una televisora pública española al considerar que está lejos de los estándares actuales de representación de género y violencia.
Hablamos particularmente de la televisión publica de Valencia la cual decidió cancelar las retransmisiones de Dragon Ball al considerar que no cumple los códigos de género y valores infantiles.
Los hechos
La semana pasada, una diputada valenciana solicitó a Alfred Costa, director general del canal À Punt, que se comenzara a retransmitir en pantalla la serie Dragon Ball que en aquella comunidad española se conoce como Bola de Drac.
No obstante, esta petición fue rechazada argumentando que she trata de una producción que “desconoce la legislación de género, los códigos de valor, y los códigos infantiles, además del precio. (Por tanto) se prefiere destinar ese dinero a empresas valencianas que generan trabajo”.
El asunto no ha pasado desapercibido en redes sociales, en donde mientras muchos usuarios defienden la serie y piden su retransmisión, otros más la tachan de sexista y violenta, con lo que pidan que sea prohibida incluso en otros mercados.
Obviamente sé la relevancia que ha tenido y tiene Dragon Ball, pero también creo que no hace falta empeñarse en solo esa. Que el anime ni empieza ni acaba con las aventuras de Goku. Hay mil historias más igualmente de válidas para ofrecerle a quien tenga que decidir.
— ryuusei (@ryuuseiboy96) March 27, 2021
Se nota que no has visto en tu vida Dragon Ball, pero se ve que eres el típico periodista que escribe artículos de un tema sin informarse como la mayoría de este país. https://t.co/cF5XZLL6PI
— Alejandro Mariño (@AlejandroMF199) March 27, 2021
Top Cosas Estúpidas Del Mundo
Cancelar Dragón Ball por las Feministas Cuando Las Mujeres se Muestran luchadoras y fuertes— ªnDrEs?? (@timeset_andres) March 27, 2021
¿Generaciones de cristal?
Estos reclamos se dan en medio de un momento en el que los temas de género y represntación de la mujer se han convertido en una de las preocupaciones más grandes para las audiencias.
El debate alrededor de Dragon Ball ha puesto sobre la mesa el debate relacionado con lo que muchos usuarios y especialistas han denominado como “audiencias de cristal”, término que hace alusión a una conjunto de públicos que parecen ofenderse y hacer de casi cualquier contenido un objeto de critica ante sus ideales de inclusión, respeto y causas sociales.
En otras palabras, se tratan de públicos que parecen polarizar las luchas sociales alrededor de temas diversos como la diversidad sexual, la misoginia o el racismo.
Para las marcas y las empresas generadoras de contenido tener a la vista este fenómeno será fundamental.
Asuntos como el feminismo, racismo y bienestar, generarán opiniones encontradas de la misma manera que desde ya lo hacen aspectos tan arraigados como la religión o la política. Construir marcas que aporten al bienestar del público meta y comunicar este valor será tan complejo como necesario.
Recordemos los hallazgos de un reciente estudio firmado por 4A los cuales indican que el 67 por ciento de los responsables de mercadotecnia creen que los valores cambiantes están haciendo que las marcas se interesen más por la responsabilidad corporativa y el marketing basado en valores, al tiempo que los consumidores afirman que ven con buenos ojos a aquellas marcas que toman una postura positiva ante temas como la lucha contra el racismo, la inclusión o la igualdad.
No es la única
Lo que ahora sucede con Dragon Ball no es nuevo. En semanas pasadas, los usuarios arremetieron en contra la popular y clásica cinta Vaselina (Grease) por considerar que es una producción que promueve abusos sexuales, el machismo y la homofobia, por lo que exigen que sea cancelada.
El llamado ha sido firmado por un grupo de activistas en redes sociales, el cual asegura que el musical protagonizado por John Travolta y Olivia Newton-John y que se desarrolla en una escuela secundaria en 1950, no está adaptada a las normas sociales “aceptables” de la actualidad.