La viralidad es una oportunidad para la promoción de destinos turísticos y esta ha sido la principal estrategia lograda por una escultura del siglo XVI.
Una escultura de Ana Frank, que había sido “decapitada” diez meses antes, fue tan grotescamente restaurada a tal punto que la comparan con cómo quedo el Ecce Homo de Borja, en España, cuando pasó por las manos de la ya célebre Cecilia Giménez. Gran polémica por quién fue su creador y quién la debe restaurar.
El casi desconocido santuario de Borja rebalsa de visitantes. Todo gracias a la mujer de 81 años que arruinó una pintura. Hay merchandising por todo el mundo.
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