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La medida que Starbucks tomó en Rusia ocurre en medio del conflicto bélico en Ucrania, donde Rusia ha intervenido.
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Con una decisión que todos los medios han comenzado a reportar, la salida de tiendas con licencia de Starbucks abre la pregunta a qué pasará con el fast food retail en ese país.
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Hoy en día se ha establecido una tendencia muy importante y es el activismo que las marcas emplean y las lleva a tomar decisiones drásticas.
Starbucks sale de Rusia con todo y sus 130 licencias para cafeterías en ese país, que ha enfrentando la crítica internacional y castigo comercial, en desacuerdo con su intervención en el conflicto armado de Ucrania.
La decisión de Starbucks, tras 15 años operando en esa nación, deja un pésimo antecedente en la administración de empresas, donde la máxima es la expansión de tiendas y consolidación de una marca, no cortar de tajo su presencia en estos lugares.
Como parte de la decisión, la cadena de café aseguró que liquidará a los cerca de dos mil colaboradores con seis meses de sueldo, en lo que encuentran nuevos empleos, mientras que los locales serán vendidos a una operadora rusa, que abrirá una nueva marca de cafeterías en ellos.
El castigo de Starbucks
El castigo de Starbucks a Rusia, dejándola sin sus icónicas bebidas se suma a la medida que cadenas como McDonald’s de también salir del país, en medio del conflicto bélico en Ucrania, donde Vladimir Putin ha intervenido.
La salida de Starbucks de Rusia es un referente que detalla un perfil activista por parte de las marcas, que se interesan cada vez más en tomar decisiones de negocio con base en creencias y en alinear sus valores a lo que el consumidor cree que es lo correcto. Esto ha llevado incluso al exceso por parte de muchas marcas, que son criticadas por sumarse a causas como la conmemoración del orgullo LGBT+, como un recurso promocional, sin realmente demostrarlo al permitir comentarios transfóbicos por parte de su talento como el cómico David Lacahapelle.
Cortar lazos, sin concesión alguna
Con la salida de Starbucks de Rusia es imposible que no hablemos del polémico concepto de “We proudly serve”, con que Starbucks permite a tiendas vender sus productos y fórmulas, sin necesariamente tener que abrir una tienda licenciada.
La ocurrencia, que se lleva a cabo en México o Estados Unidos, sin problemas, se convirtió en la peor prohibición en Venezuela, donde una cadena de tiendas tuvo la ocurrencia de inaugurar un local con este concepto en Caracas, viralizándose y ganándose el castigo de Starbucks al revocarle el permiso para ese concepto de negocio.
Dentro de Rusia se han hecho todo tipo de anuncios de salida de marcas estadounidenses, que han mostrado con ello su desacuerdo en la intervención de Rusia en el conflicto armado de Ucrania.
El castigo de las marcas contra Rusia
Rusia tiene un serio problema hoy en día y es que se enfrenta a la salida de marcas como castigo por su intervención en el conflicto bélico en Ucrania.
Lo anterior ha sido caso de lo relevante que se ha vuelto pensar en el mercado y lo más valioso, comprender en qué mercados vale la pena hacer operaciones del nivel como cancelar toda una cadena de tiendas en un mercado complicado.
Esto es lo contrario a marcas ucranianas, que batallan por sobrevivir ante el conflicto armado en el que se encuentran.
Un caso similar ocurrió en abril pasado, cuando reportamos el caso de “Wood the map”, que fue un emprendimiento de mapas elaborados en madera con sede en Ucrania.
Sus videos mostraban el día a día de la empresa que cumplía el sueño de toda empresa nativa digital: espacios alegres, diseño en cada una de las esquinas, pero la guerra llegó y el comparativo del antes y después ha sido usado por la empresa para hacer una campaña en redes sociales, donde busca el apoyo para reiniciar operaciones, explicando al consumidor la destrucción de la que es víctima.