Algo ocurrió en las diversas campañas políticas que vimos en este proceso, que no se entendió de manera correcta el concepto de creatividad.
Purificación Carpinteyro no lo entendió y en su último mensaje de campaña utilizó escenografía de la película Matrix para asegurar que se tenía dos opciones para votar.
“Sé por qué estas aquí, harto de vivir en la mentira, en un mundo de corrupción. Este primero de julio tu podras votar por un gobierno corupto, pero también podrás votar por alguien que si te garantiza que siempre tendrás la verdad”, cita parte del video con el que invita a ver su mensaje final de campaña a las ocho de la noche.
Una de las estrategias que logran ampliar la comunicación en marketing político es la construcción de una marca personal, que logre ubicar a servidores públicos y candidatos frente al electorado, tal como lo ha hecho Carpinteyro, quien ha recurrido al espectáculo para convertirse en un tema de conversación dentro de redes sociales.
La aparición en un evento político vestida como un personaje de Matrix, fue un hecho que llamó la atención en redes sociales, llevando a debatir sobre el uso del espectáculo como recursos creativo en marketing político y a Carpinteyro, a seguir explotando el concepto con el que se le asoció.
Desde el punto de vista del espectáculo como recurso creativo, resulta determinante observar que la candidata apostó por la construcción de un perfil de “espectacularidad”, desde su asistencia al último debate que mantuvo con otros contendientes, en donde se convirtió en la atención de usuarios por la forma tan dramática de las diversas intervenciones que tuvo.
Apostar por estas estrategias es hacerlo por la aplicación de recursos que detonen las emociones del electorado, pues este factor siempre ha determinado de manera clave, la influencia que se logra inconscientemente en las decisiones que toman los consumidores o electores, caso que ahora nos compete.
El espectáculo y la estrategia que se desarrolla dentro de marketing político, va en función en todo momento con la personalidad del político. Trump es un claro ejemplo de la construcción de un personaje a partir de la imagen que creó de ser un magnate exitoso en la creación de negocios, promoviéndose en todo momento de manera mediática.