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Mientras que las principales ligas a nivel internacional simplemente hicieron una pausa en sus domésticas competiciones para permitir que sus jugadores se integraran a sus respectivas selecciones nacionales y pudieran de esta manera, jugar la Copa del Mundo, la Liga Mx apuró el Apertura 2022 para terminarlo antes de que el balón rodara en tierras cataríes.

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Francisco San José: La resaca posterior a la fiesta

La fiesta nos dejó a todos bastante dañados. Quizás los primeros quince días de festejos no fueron todo lo que queríamos, pero cayó dentro de lo que se esperaba. Tardó en calentar pero conforme fue desarrollándose, empezó a ponerse mejor. El inicio de diciembre fue cada vez más prometedor hasta que todo llegó a su culmen el día 18. Ese día, Argentina y Francia nos ofrecieron ciento veinte minutos de un espectáculo que lo mismo fue vibrante que emocionante y que nos mantuvo a todos en la orilla de nuestras sillas.

La pegada argentina y la posterior respuesta francesa que se repitió hasta en tres ocasiones, -la última de ellas, ya con el tiempo encima y cuando los marplatenses casi celebraban ya la obtención de la Copa-, nos dejó a todos atónitos y a la vez, exhaustos.

Aficionados o no, los ojos de prácticamente todo el planeta, estaban en el estadio Lusail donde la final de la Copa del Mundo de la FIFA se estaba llevando a cabo. Y también allí estaban las marcas mostrando los nombres de sus productos a una audiencia que no quería que el espectáculo se terminara.

Era como en una fiesta cuando más inspirado te encuentras bailando y disfrutando de ella, de repente se encienden las luces para anunciarte que la diversión se ha terminado y que es hora de emprender la vuelta a casa en medio de la madrugada.

El triunfo argentino en penales sirvió para dirimir quién es la mejor selección a nivel mundial y puso fin a la fiesta por la que estuvimos suspirando durante cuatro años.

Después viene lo difícil. Hay que volver a lo de siempre, a lo habitual, a lo cotidiano. Los regresos son complicados y más cuando se agolpan en nuestras mentes, los recuerdos de lo que acabamos de vivir. E indudablemente vienen los comentarios y las posteriores comparaciones.

Acabamos de vivir un sueño de hadas y se debe de regresar a algo que quizás no termina de satisfacernos del todo. Es cierto, nada es perfecto pero cuando durante un mes estuviste prácticamente embelesado observando futbol de calidad con distintos intérpretes y bajo situaciones y condiciones muy diferentes a las de todos los días, de repente el volver a nuestra normalidad resulta complicado de aceptar.

Entre noviembre y diciembre del año pasado, vimos a los mejores del mundo desplegar el mejor futbol que cada selección podía ofrecernos. Juegos llenos, en muchas ocasiones, de vértigo, de espectacularidad, de buscar el marco rival por encima de todo, tratando de entretener a una afición a nivel mundial que cada vez es más exigente y que compara en todo momento con otras formas de entretenimiento y a la que resulta más difícil de lograr que fijen su atención a lo largo de todo el partido.

La vuelta a la realidad

Mientras que las principales ligas a nivel internacional simplemente hicieron una pausa en sus domésticas competiciones para permitir que sus jugadores se integraran a sus respectivas selecciones nacionales y pudieran de esta manera, jugar la Copa del Mundo, la Liga Mx apuró el Apertura 2022 para terminarlo antes de que el balón rodara en tierras cataríes. La ventaja de ello, radica en que el actual Clausura 2023 inicia como un torneo nuevo, a diferencia de los demás torneos que vuelven a la actividad retomando los campeonatos en donde los dejaron hace un par de meses. El problema es que los equipos mantienen casi sin cambios a sus mismas plantillas y las expectativas sobre la calidad de nuestro torneo, no son las mejores ni las más altas y peor aún cuando lo comparamos con el espectáculo que recién acabamos de presenciar y en donde nos encontramos a muchos kilómetros de distancia.

Tal y como ocurre en aquellas reuniones en las que la pasamos súper bien y de las cuales, no deseamos irnos, al día siguiente nos queda un inolvidable recuerdo de lo que allí ocurrió: de las conversaciones que sostuvimos, de si logramos conquistar a alguien, de lo que comimos y bebimos y amanecimos con una gran sonrisa pero también desvelados y muy cansados. Se trata de la resaca posterior a la fiesta.

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