Snacks populares como Skittles, M&M’s y Doritos, y refrescos como Mountain Dew, podrían pronto ser etiquetados como “no recomendados para consumo humano” si los legisladores de Texas en Estados Unidos, se salen con la suya.
Y es que el consumo de chucherías, refrescos y comida chatarra ha alcanzado niveles récord a nivel mundial. A pesar de las múltiples campañas de concientización sobre sus efectos negativos en la salud, estos productos siguen formando parte esencial de la dieta diaria de millones de personas, desde niños hasta adultos mayores. El placer inmediato que generan, su bajo costo y su amplia disponibilidad los convierten en un fenómeno alimenticio difícil de erradicar.
Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 60 por ciento de las calorías diarias consumidas por los adolescentes en países como Estados Unidos, México, Brasil y Reino Unido provienen de alimentos ultraprocesados. Esta categoría incluye desde galletas y papas fritas hasta bebidas azucaradas y productos con aditivos artificiales.
En América Latina, México encabeza la lista de consumo de refrescos per cápita con más de 160 litros por persona al año, lo que ha contribuido a que el país sea uno de los que presentan las tasas más altas de obesidad infantil y diabetes tipo 2 en el mundo. En paralelo, países como India, China y Sudáfrica reportan un crecimiento exponencial en el consumo de comida rápida, impulsado por la urbanización y el cambio en los hábitos alimenticios de sus poblaciones jóvenes.
Productos que podrían ser etiquetados como “no recomendados para consumo humano”
Y es que la legislatura del Estado de la Estrella Solitaria, dominada por el Partido Republicano, avanza con un proyecto de ley que exigiría etiquetas de advertencia en los alimentos vendidos en el estado si contienen ingredientes prohibidos o restringidos en otros países.
La legislación, conocida como Proyecto de Ley del Senado 25, está atrayendo la atención nacional por su enfoque en snacks conocidos que incluyen colorantes alimentarios prohibidos o marcados en regiones como la Unión Europea.
Si bien estas sustancias son legales en los Estados Unidos, algunas han sido prohibidas o reguladas estrictamente en otros lugares debido a preocupaciones sobre la salud.
La medida propuesta exige que, a partir de 2027, los fabricantes agregan etiquetas claras que digan: “ADVERTENCIA: Este producto contiene un ingrediente que no está recomendado para el consumo humano por la autoridad correspondiente en Australia, Canadá, la Unión Europea o el Reino Unido”.
Entre los partidarios de la legislación se encuentra el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., quien ha priorizado el etiquetado de los alimentos y la transparencia de los ingredientes en su iniciativa “Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser saludable”.
“Nos comprometemos a proteger la salud pública garantizando que las familias sepan qué contienen sus alimentos”, declaró Kennedy.
Según la ley de Texas, Abbott tiene 20 días tras la finalización de la sesión legislativa, que concluyó el lunes, para firmar la medida.
Un portavoz del gobernador de Texas, Greg Abbott, afirmó que revisaría el proyecto de ley cuidadosamente.
“El gobernador Abbott seguirá trabajando con la legislatura para garantizar que los tejanos tengan acceso a alimentos saludables para cuidar de sí mismos y de sus familias”, declaró el secretario de prensa, Andrew Mahaleris, al medio de comunicación Bloomberg News.
El proyecto de ley exige que las etiquetas de advertencia se impriman en un tamaño de fuente al menos tan grande como el tipo de letra más pequeño utilizado para la información exigida por la FDA.
Las etiquetas también deben colocarse en un lugar fácil de ver y diseñarse con suficiente contraste para que destaquen en el envase.
Varias importantes empresas alimentarias y gigantes del comercio minorista, como PepsiCo, Mondelez, Coca-Cola, Conagra Brands y Walmart, expresaron su preocupación en una carta a los legisladores de Texas con fecha del 19 de mayo.
En la carta, instaron a los legisladores a reconsiderar el alcance del proyecto de ley y sus posibles implicaciones para los productos de consumo diario.
“Tal como está redactada, la disposición sobre etiquetado de alimentos de este proyecto de ley tiene un alcance increíblemente amplio, ya que activa etiquetas de advertencia en productos comestibles cotidianos basándose en afirmaciones de que gobiernos extranjeros han prohibido dichos productos, en lugar de basarse en las normas establecidas por los reguladores de Texas o por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA)”, declaraba la carta.
Por su parte, Walmart, que figuraba entre los firmantes, afirmó que sigue de cerca los acontecimientos legislativos que puedan afectar a su negocio y remitió cualquier comentario adicional a la Asociación de Minoristas de Texas.
“Monitoreamos continuamente la legislación estatal y federal que pueda afectar nuestras operaciones”, declaró la empresa en un comunicado al medio The Post.
Un consultor de la Asociación de Minoristas de Texas declaró a Bloomberg News: “Los minoristas de Texas y nuestros miembros, incluyendo a Walmart, trabajaron arduamente en este proyecto de ley, realizaron algunos cambios y veremos cómo evoluciona en los próximos 20 días”.
Los representantes de las empresas mencionadas en la carta no estuvieron inmediatamente disponibles para hacer comentarios.
Otros críticos del proyecto de ley, provenientes de la industria, también argumentaron que impone regulaciones onerosas y podría generar confusión en los consumidores.
Una coalición de fabricantes y distribuidores de alimentos envió una carta a la legislatura de Texas solicitando que reconsiderara la disposición sobre etiquetas de advertencia.
“Tal como está redactada actualmente, la disposición sobre etiquetado de alimentos de este proyecto de ley tiene un alcance increíblemente amplio, ya que activa etiquetas de advertencia en productos comestibles cotidianos basándose en afirmaciones de que gobiernos extranjeros han prohibido dichos productos”, decía la carta.
John Hewitt, vicepresidente sénior de la Asociación de Marcas de Consumo, ha instado a Abbott a vetar el proyecto de ley.
“Los ingredientes utilizados en el suministro de alimentos de EE. UU. son seguros y han sido rigurosamente estudiados siguiendo un proceso de evaluación objetivo, basado en la ciencia y el riesgo”, declaró Hewitt en un comunicado.
“Los requisitos de etiquetado de la SB 25 exigen advertencias inexactas, generan riesgos legales para las marcas, generan confusión en los consumidores y aumentan los costos”.
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