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Carlos Andrés Mendiola

Mercadotecnia y distribución, los caminos a Roma

La película, de producción mexicana, representará a nuestro país en la ceremonia del Óscar y las incógnitas que se han construido a su alrededor oscilan entre qué tanto será posible verla en la pantalla grande

Todos los caminos llevan a Roma dice una conocida frase, pero cuando uno comienza a pensar, se pregunta si esto es cierto para la tan mencionada, galardonada y esperada “Roma”, octavo filme del cineasta mexicano Alfonso Cuarón y quien, además, en esta película escribe, co-fotografía y co-produce.

“Roma” es, en palabras de su realizador, su filme más personal, “una carta de amor a la mujer lo que crió”.

La película, de producción mexicana, representará a nuestro país en la ceremonia del Óscar y las incógnitas que se han construido a su alrededor oscilan entre qué tanto será posible verla en la pantalla grande, amén de en cuántas categorías será incluida y cuántas estatuillas recogerá, toda vez que Cuarón ya tiene dos “hombrecitos dorados” y ha sido considerado en otras cuatro ocasiones; parece, y sólo parece, que con “Roma”, México tendrá su primer Óscar como Mejor Película Extranjera.

Al momento, ha ganado ya seis premios internacionales, entre ellos el León de Oro a Mejor Película en el Festival de Venecia, evento en el que fue estrenada. La temporada apenas comienza y “Roma” ya recorre el camino a buen ritmo, aunque el vehículo en el que lo hace, Netflix, podría ser una navaja de doble filo.

La plataforma tiene los derechos internacionales de distribución y cuándo su canal de distribución es justamente a través de su propio medio, sus posibilidades de volar fuera de él pueden verse limitadas.

Netflix se ha convertido en el servicio de streaming dominante. Desde 2011 comenzó a producir sus propios contenidos (series), y en 2015 empezó a hacerlo con películas, tanto a nivel de producción como de distribución.

Ello enriquece sus contenidos, principal arma de defensa de las plataformas y redes sociales y tema de otra columna, y brinda a películas de corte independiente una ventana de exhibición.

Así lo han hecho con “Beasts of No Nation”, “Okja” y “Nappily Ever After”, entre muchas, muchas otras. Pero al abrirles esa puerta, Netfilx también les cierra otra. Y es que aviva la discusión de cuál es el escenario adecuado para ver el cine.

Festivales y premiaciones tienen como requisito indispensable que un filme sea exhibido en salas para considerarlo. “Roma” quedó fuera del de Cannes justo por esa razón; Netflix decidió no exhibirla en Francia. Ya la citada “Beasts of No Nation” vio sus posibilidades de brillar limitadas en el circuito de premiaciones justo por la misma razón.

“Roma” fue filmada en 56mm con una fotografía en blanco y negro y un diseño sonoro que tiene por objetivo sumergir al espectador en la acción, lo que naturalmente se consigue mejor en una sala de cine por un par de razones que, aunque quizás obvias, podrían pasar desapercibidas a primera instancia: el tamaño de la pantalla y la atmósfera (una sala obscura que obliga y concentra la atención en un único punto).

Entonces, salta la pregunta, ¿por qué ceder los derechos internacionales de distribución a una plataforma cuyo principal medio de distribución es en línea y que, por ende, exhibe en un medio sin las características ideales? El propio Cuarón y David Linde, productor, declararon para IndiWire que Netflix les ofreció la mejor alternativa para el filme, considerando tanto su exhibición en salas de cine, como el alcanzar al mayor número de espectadores. Y ahí parece estar la clave de todo.

El principal reto de todo artista o realizador está en hacer accesible su obra a una audiencia mayor. Cuando se trata de cine, estudios y, primordialmente distribuidoras, deben decidir tanto el momento del año más conveniente para el estreno, como la forma de hacerlo (de forma limitada, masiva, a través de festivales, entre otros).

El requisito para estreno en salas es que una película no podrá exhibirse por otro medio hasta al menos 90 días. Ésa es la condición que Cinépolis y Cinemex le han puesto a “Roma” en México y que Netflix no ha aceptado. ¿Por qué querría dividir el pastel con ellos?

En respuesta, la ha programado en espacios selectos, entre ellos la Cineteca Nacional. Ahora, quizás convenga reflexionar si todo lo anterior, además de estrategia de distribución, no lo es también de mercadotecnia.

“Roma” llamó la atención ante la respuesta en festivales y, luego, curiosidad por saber cuándo y cómo llegaría a salas. Al ser esto limitado, lo único que ha sucedido es que el interés se ha incrementado, agotando los boletos de las salas donde se proyecta e intensificando el deseo de verla para aquellos menos afortunados.

Entonces, Netflix tiene un estreno por demás asegurado en su propio canal pues es ahí donde la mayor cantidad de público la verá, ya sean sus actuales suscriptores u otros que se sumen. Podemos decir, que sí, para el espectador, todos los caminos (de Netflix) llevan, temprano o tarde, a “Roma”.

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