En medio de la pandemia, uno de los productos que creció exponencialmente en términos de demanda fue el papel higiénico.
Este fenómeno ha sido visto en otro tipo de desastres que, de una u otra manera, ponen en peligro la vida de los consumidores, con lo que diversos especialistas han buscado una explicación al respecto.
Los estudios al respecto coinciden en que se trata de una relación psicológica del consumidor hacia el producto.
Aunque es probable que de poco sirva un rollo de papel higiénico para evitar el contagio, este insumo representa el control sobre la sanidad que el consumidor demanda ahora mismo.
“Cuando la gente se entera del coronavirus, tiene miedo de perder el control. Y el papel higiénico se siente como una forma de mantener el control sobre la higiene y la limpieza”, cuenta Niki Edwards, científica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Queensland.
Otros especialistas indican que el fenómeno también puede ser una respuesta a lo difícil que puede ser sustituir este producto ante un posible desabasto del mismo.
La demanda sube
Al principio de la emergencia sanitaria, este fenómeno se convirtió en un problema importante para los puntos de venta y fabricantes, mismos que no se daban abasto ante la creciente demanda.
Aunque ahora el consumo de este producto parece haber tomado un ritmo mucho más normal, lo cierto es que cuando menos en Estados Unidos, la demanda aun supera a la oferta, escenario que ha puesto a las marcas mexicanas que vender papel higiénico en un lugar de verdaderas heroínas para los retailers de la Unión Americana.
En lo que va del año, dentro del mercado estadounidense, la venta de rollos de papel higiénico se ha incrementado 22 por ciento, situación que no ha podido ser cubierta en su totalidad por las empresas locales.
De esta manera, importantes puntos de venta como CVS, Piggly Wiggly, Safeway y 7-Eleven han comenzado a comercializar marcas como Regio, Pétalo, Hoteles Elite, Vogue y Daisy Soft para cubrir la creciente demanda.
Más que el promedio, México la salvación
A decir de Patrick Penfield, profesor de cadenas de suministro en la Escuela de Administración Whitman de la Universidad de Syracuse, aunque este fenómeno será temporal, para México y sus marcas de papel higiénico se trata de una interesante oportunidad, si consideramos que, según el académico, “los estadounidenses usan mucho más papel higiénico que otros países”, con lo que México pude manejar sin problema la demanda de este producto con tiempos y costos especialmente competitivos.
Las estimaciones del profesor indican que los fabricantes de papel higiénico tendrían dificultades cuando menos de tres a cinco meses por cubrir la creciente demanda, toda vez que esta es mayor ya que el consumidor ahora va más al baño de su casa que al del trabajo, la oficina o demás sitios públicos.
Un toque de frescura
PAra los retailers de Estados Unidos, las marcas mexicanas de papel higiénico no sólo se tradujeron en una opción para cubrir la demanda, sino también como un gancho para sorprender al consumidor.
La mayor parte del papel higiénico que se utiliza en Estados Unidos se fabrica de manera nacional; importado no es opción dado su gran volumen y el costo bajo que tiene.
Por tal motivo, en los anaqueles es común encontrar siempre las mismas marcas. No obstante, la sustitución de Charmin y Cottonelle, por las mexicanas Vogue y Delsey sorprendieron al consumidor, lo que de manera inmediata se traduce en una experiencia diferenciada para el cliente habitual.