Por: Camila GonzĆ”lezāØ
Twitter: @GFCam
SĆ, las redes son utilĆsimas para muchas cosas, y aunque esta expresiĆ³n ciertamente suena a clichĆ©, ahora sĆ me sorprendieron y en el Ć”mbito personal. Aunque todos lo digan y suene obvio, las redes me salvaron de una crisis dolorosa y tremenda porque el sĆ”bado perdĆ a mi perro en el parque. Los perrunos seguro pueden dimensionar lo que eso significaā¦ no hay palabras. Mi cocker de un aƱo podĆa estar en cualquier lugar, alguien lo podĆa haber recogido āo robado, lo que menos querĆa yo pensar- o incluso un carro podrĆa haberlo atropellado.
Mientras yo dediquĆ© mi fin de semana a pegar carteles, repartir volantes, rezar como loca y sorprenderme con la solidaridad de mis vecinos de CoyoacĆ”n, un grupo de amigos pusieron todo su empeƱo en los tuits y en los reposteos de Facebook para encontrar a Doroteo. AsĆ es, no escatimamos en acciones a todo nivel, pero lo cierto es que de una forma invisible, sin poder casi dimensionarlo, la gente se iba uniendo en una enorme cadena de extraƱos solidarios por una causa anĆ³nima, esta vez mi causa.
Cada vez que me decĆan de la cantidad de gente que se unĆa a mi preocupaciĆ³n a travĆ©s de los teclados de sus aparatos, yo atĆ³nita daba gracias a esa enorme masa humana que de algĆŗn modo era parte de mĆ. Pero cuando el lunes en la noche recibĆ una llamada de una mujer que apenas soltĆ³ la frase: āHola, yo tengo a Doroteoā, y luego me repitiĆ³ que el hijo de un amigo suyo vio que uno de sus contactos que era amiga de una amiga de una amigo de un contactoā¦ āTenĆa a Doroteo, y yo le debĆa mi sonrisa al Facebook que tanto criticoā.
ĀæQuĆ© mĆ”s decir? AtĆ³nita y emocionada fui por mi muƱeco peludo a una casa a la que jamĆ”s habrĆa llegado en esta enorme ciudad, para darle un abrazo a una mujer que no iba a conocer nunca, pero que el destino y la inconmesurable red ācon sus poderes, bondades y riesgos- convirtiĆ³ en la dueƱa absoluta de mi agradecimiento.
Esa noche, con Doroteo a mi lado, no dejaba de pensar en que la humanidad jamĆ”s se imaginĆ³ estar unida, de manera inmediata, permanente, y mĆ”s allĆ” de la distancia fĆsica, como hoy lo estamos millones de desconocidos, que ademĆ”s nos podemos echar la mano en cuanto a milagros se refiereā¦
Mi mamĆ” muriĆ³ hace 20 aƱos y cuando ya cerraba los ojos esa noche, despuĆ©s de todo el estrĆ©s, empecĆ© a pensar en ella y a tratar de explicarle que ahora la gente estĆ” conectada. Ella me dirĆa: Āæconectada? SĆ, ya no somos fichas sueltas en un espacio fĆsico, ya estamos unidos mĆ”s allĆ” de Ć©l. Ella quedarĆa estupefacta si hubiera vivido el proceso que llevĆ³ a Doroteo de nuevo a casa.
No es poca cosa, Ā”estamos viviendo un fenĆ³meno desconcertante! AsĆ, aunque nuestra arrogancia a veces lo considere obvio.