Aunque no existe una determinación 100 por ciento estricta, sobre el rango de edad de los millennials, la mayoría coincide en que se trata de quienes tienen entre 18 y 34 años de edad, lo que implica un rango demasiado amplio como para que los gustos, preferencias y decisiones, muestren un único patrón. De hecho, esto es lo que sucede cuando se trata de redes sociales.

Un estudio de Fluent sobre el tema da cuenta de que, tras analizar casi 1.800 millennials, con respecto al uso de siete redes, muestra que, con 43 por ciento, Facebook es la que se utiliza con mayor frecuencia, sin embargo, este resultado enmascara una discrepancia de uso cuando entre subgrupos de edad. Es así como entre los usuarios de 30 a 34 años este uso es puntualizado por un 50 por ciento, mientras que entre los de 18 a 24 años, la cifra es del 36 por ciento (y en el grupo de 25 a 29 se acerca a la media con 41 por ciento). Un fenómeno contrario a lo que sucede con Instagran, donde el grupo de mayores apenas lo menciona en un 13 por ciento de las ocasiones y los más jóvenes en el 24 por ciento.

Así que mientras Facebook es la plataforma más utilizada entre los subgrupos de millennials, su uso entre los más jóvenes es menor que entre los mayores, lo que también coincidiría con otro estudio de Temkin Group, en el cual el grupo de usuarios de 18 a 24 es el que mayor descenso a mostrado en el uso de esta rede social, tanto desde desktops como desde teléfonos móviles.

Sin embargo, existe una razón para creer que otras plataformas simplemente son más atractivas para los más jóvenes. Por ejemplo, según esa investigación, entre el grupo de 18 a 24, las que más gustan son Facebook (38 por ciento), YouTube (36 por ciento) Instagram (34 por ciento) y Snapchat (30 por ciento), mientras que entre el grupo de 30 a 34 años, el uso diario de Facebook, es casi el doble que el de Snapchat (48 por ciento y 20 por ciento, respectivamente).

Una muestra de que no todos los millennials son iguales y de que definitivamente el espectro de este grupo es tan amplio que no es de extrañar que sea complicado el establecimiento de patrones que puedan encajar a este conjunto, como un todo.