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Maria Alejandra Molina

La nueva administración de Joe Biden y la relación bilateral con México

A días de la toma de protesta como cuadragésimo sexto presidente de los Estados Unidos, Joe Biden se enfrenta  a un Senado dividido, que ha derivado en la completa paralización del proceso legislativo, por la falta de acuerdos entre demócratas y republicanos; esto, ante la emergencia que representa una crisis sanitaria sin precedentes, una crisis económica rampante y un país altamente polarizado

LOS DESAFÍOS DE LOS PRÓXIMOS 4 AÑOS

Ante la negativa de los republicanos de llegar a un acuerdo para poder legislar; demócratas sugieren cambiar las reglas en el Congreso, mientras Biden apuesta por la unidad. ¿Pero será suficiente su discurso y la firma de órdenes ejecutivas para poder gobernar?

La prioridad de la nueva administración es la autorización
de un paquete económico de 1.9 billones de dólares, que serían utilizados para la emisión de cheques de estímulo de 1.400 dólares y para impulsar el proceso de vacunación. La propuesta del presidente de los Estados Unidos, ha encontrado una gran resistencia por parte de republicanos, por lo cual, algunos demócratas sugieren apelar al proceso de “reconciliación”, un argumento presupuestal, que puede ser utilizado en temas fiscales y permite la aprobación de iniciativas con una mayoría simple. Sin embargo, Biden apuesta a que la aprobación de la iniciativa emane de un acuerdo bipartidista.

Joe Biden inició el nuevo periodo con la firma de 17 órdenes ejecutivas, algo que ningún presidente había hecho anteriormente. Donald Trump alcanzó ese número de decretos firmados, luego de más de dos meses de haber asumido la presidencia de los Estados Unidos.  Probablemente un segundo juicio  político, que se espera inicie el próximo 9 de febrero; y varias de las órdenes ejecutivas firmadas en los primeros días de asumir el poder; lejos de motivar consensos en el Congreso, profundicen aún más la división en un país altamente polarizado.

Hace algunos días, Mitch McConnell, el líder de la ahora minoría en la Cámara Alta, decía que el país habría elegido a una Cámara de Representantes con una mayoría ínfima, un Senado dividido en partes iguales (algo que únicamente ha ocurrido en 3 ocasiones en la historia de nuestro vecino del norte) y a un presidente que promete unidad. El escenario al que se refiere McConnell, sin duda requiere de consensos para poder gobernar.

Algunos funcionarios nominados por Biden han sido ya aprobados por el Congreso, sin embargo, hay otros, como es el caso del Senador Richard J Durbin, propuesto para presidir el Comité Judicial del Congreso, que aún no reciben luz verde para ocupar el cargo. Durbin estaría a cargo de la supervisión de los nombramientos para ciertas posiciones en el Departamento de Justicia, de la revisión de políticas migratorias y de la reforma policial, entre otros temas.

La falta de acuerdos en un Senado de estructura dividida en partes iguales, va a ser uno de los principales retos de esta administración, considerando que hay temas que demandan inmediata atención, como es el caso del paquete económico y la contención de la pandemia. Varios republicanos temen que llegar a acuerdos con los demócratas, represente un costo político de cara a las elecciones de 2022. La sombra de Trump se cierne sobre el 65% de los 75 millones que votaron por el republicano en las elecciones de 2020. Poco más de 45 millones de estadounidenses, creen ciegamente en todas las políticas implementadas por el expresidente Trump y cualquier movimiento en falso, podría significar la pérdida de apoyo importante en las elecciones de 2022.

Sin duda, Biden enfrenta retos importantes, entre los que destacan: la crisis sanitaria y la crisis económica, el terrorismo doméstico, el restablecimiento de las relaciones con aliados históricos, el regreso a tratados internacionales, entre otros. Sin embargo, muchos de estos van a tener que esperar dado el escenario legislativo actual.

Joe Biden, siendo vicepresidente entendió, que el no atender las demandas del Congreso no da buenos resultados, al contrario, es necesario construir puentes para gobernar, sin embargo el detalle radica en qué consistirá el quid pro quo, seguramente uno de los temas a ser utilizado como moneda de cambio podría ser el migratorio.

MÉXICO – EEUU : ¿UNA NUEVA ERA?

Andrés Manuel López Obrador fue uno de los pocos presidentes que visitó al ex mandatario estadounidense en la Casa Blanca, algo que fue percibido por algunos, como un espaldarazo del mandatario mexicano, al entonces aspirante a la reelección, considerando  que en Estados Unidos residen aproximadamente 38 millones de mexicanos y que, siendo el motivo de la reunión, la celebración de la entrada en vigor del T-MEC;  hubiese una gran ausencia:  Justin Trudeau.

El mandatario mexicano fue uno de los últimos presidentes en felicitar a su homólogo estadounidense, muchos catalogaron la maniobra de poco afortunada en materia de política exterior, incluso pudo haber sido la razón de la partida de la ex embajadora Martha Bárcena, luego de que el 14 de diciembre recomendara públicamente a López Obrador reconocer el triunfo del demócrata.

Los mensajes del gobierno mexicano al estadounidense son contradictorios, por un lado se esgrime el principio de la Doctrina Estrada, y por otro se le ofrece asilo a Julián Assange. La cooperación en torno a temas de seguridad e inteligencia también están en tela de juicio. La relación bilateral bajo esta nueva administración inicia con un precedente desafortunado, sin embargo, dado el talante del nuevo presidente estadounidense, quizá tenga poca repercusión.

Es muy probable que las tensiones disminuyan en materia migratoria, existe una gran oportunidad de una reforma sustancial en torno a este tema en Estados Unidos y de llegar a una negociación más justa con México.

EL T-MEC Y LOS OBSTÁCULOS DE LA SENER.

Biden impulsará una agenda enfocada en la protección de inversiones estadounidenses en México y en el cumplimiento de disposiciones contempladas en el T-MEC.

Es muy probable que se le de puntual seguimiento a las políticas emanadas de la Sener que puedan afectar directamente a empresas estadounidenses, como por ejemplo, en mayo de 2020, el acuerdo de la Cenace afectó a empresas de energías renovables. La postura del gobierno mexicano en torno a la reforma energética y la posible afectación a inversiones estadounidenses, podría representar la manzana de la discordia entre ambos países en los años por venir.

Los retos que enfrenta la relación bilateral son múltiples, probablemente las tensiones disminuyan con la nueva administración, sin embargo, es necesario el esfuerzo conjunto y la voluntad de ambos gobiernos de construir basados en una visión emanada del consenso.

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